Billy Escobar, exalumno y quien también fue directivo de la Universidad Externado, comparte con los lectores de EL RADICAL un video en el que hace una reflexión acerca de la importancia de la educación virtual en tiempos de pandemia.
EL RADICAL publica la carta enviada por una graduada y ex trabajadora de la universidad, que relata hechos de acoso laboral en el área de Compras y Proveeduría de la Dirección Administrativa.
Los representantes de los estudiantes en el consejo directivo de la Universidad sostuvieron un diálogo muy interesante con este periódico, sobre lo que viene para el Externado.
El Externado debería tomar ejemplo de su par de los Andes. Su nuevo Rector, invitó a la comunidad a decir lo que piensa sin miedo a hostiles represarías. La valía de estas verdades contribuye al necesario debate universitario.
El Externado debería tomar ejemplo de su par de los Andes. Su nuevo Rector, invitó a la comunidad a decir lo que piensa sin miedo a hostiles represarías. La valía de estas verdades contribuye al necesario debate universitario.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Con ocasión de la reciente elección de Rector en la Universidad de los Andes, como conclusión de un ejemplar proceso –en nada parecido al adoptado por el Externado para el mismo propósito–, el elegido optó por agradecer a sus electores por medio de un video difundido en la redes sociales, donde además explicó su visión de la Universidad, cuyo aparte más relevante, a mi juicio, fue el relativo a su interés por inspirar una institución “donde se puedan pronunciar verdades incómodas…”
Con toda seguridad, el nuevo Rector debió referirse por esas verdades a aquellas que deben ser puestas de manifiesto en tanto no resultan compartidas por todos, irritan a algunos, interfieren con los intereses de otros, o simplemente resultan inconvenientes para muchos, pero no para todos.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Precisamente, la valía de estas verdades radica en el hecho de que son ellas las que están llamadas a contribuir en el ejercicio abierto del encuentro universitario, a la formación de opinión, a la promoción de la investigación y la exhortación a estudiantes y profesores a tomar el camino de la búsqueda de soluciones a las problemáticas de la sociedad colombiana, pero primeramente de la propia Universidad.
Tomadas estas inspiradoras palabras acerca de las verdades incómodas para traerlas al contexto del Externado, encontramos un sinnúmero de ellas que permanecen sin revelación, y que por ende configuran una fuente de ruptura y desintegración en la comunidad externadista.
En efecto, sin pretender abarcarlas todas, y bajo el riesgo de caer en lugares comunes, son muchas las respuestas que en rigor de la verdad se aguardan hace tiempo –y sobre las cuales El Radical viene pronunciándose desde su primera edición– cuyo conocimiento arrojaría algún destello sobre el porvenir de nuestra institución. No está de más esperar, por ejemplo, que se nos explique el porqué de la burda extensión del periodo de los profesores representantes en el Consejo Directivo, lo cual ha llevado a que este órgano de dirección sea apreciado hoy como un cuerpo atrincherado, que por carecer de iniciativas obra como mero espectador, pero además sometido al capricho del régimen.
Otra revelación de las tantas que se anhelan conocer, es la relativa al motivo por el cual se sigue incumpliendo la obligación de expedir el estatuto docente, exigido por ley para aspirar a la acreditación institucional o programática. La comunidad de profesores no puede continuar ignorando el reglamento de su carrera, los criterios diferenciadores entre docentes propiamente dichos y docentes investigadores, los requisitos de promoción, los concursos para ocupar nuevos cargos, y ante todo las políticas de remuneración, para evitar que éstas se sigan determinando sólo en función de ofrecer canonjías, despertar simpatías y fomentar clientelismos dirigidos a las próximas elecciones.
La ausencia de esta reglamentación, entre otros efectos, está impidiendo actualmente que destacados profesores de la Facultad de Ciencias Sociales puedan aspirar legítimamente y en aplicación de un esquema de ascenso, a ocupar la decanatura, todo lo cual crea, además de muchos desestímulos, innecesarias interinidades que pueden terminar por afectar tan sobresaliente Facultad.
Tampoco puede marginarse del empeño porque se revelen verdades incomodas, aquella relacionada con el real interés por corporativizar el Externado, mediante la inclusión de miembros externos en el Consejo Directivo, los cuales serian designados en aplicación del mecanismo de la cooptación. Esta intención no puede materializarse, pues resquebrajaría de un solo tajo el principio fundante de la independencia, sobre el que se edificó el primer Externado, y merced al cual nuestra querida Casa de Estudios se ha consolidado únicamente como referente académico por antonomasia, alejada de nocivas influencias políticas, empresariales o gremiales.
Encarar estas verdades incómodas, y otras tantas como la que sirve de motivo para que la administración continúe absteniéndose de rendir cuentas detalladas y precisas sobre el resultado de su gestión, podría erigirse en una oportunidad para superar fracturas, mediante un llamado a construir en conjunto una universidad, como aquella que mencionó el recién nombrado Rector Gaviria, donde “quepan todas las ideas y donde exista un diálogo permanente sobre las diferentes visiones con todos los actores”.Adenda: El sistema electoral para la esperada elección de quienes llevarán la vocería de los profesores ante el Consejo Directivo, debe estructurarse por el sistema de listas, única forma de asegurar la adecuada representación de las facultades con menor número de docentes, con quienes, en términos de la directora del Departamento de Derecho Constitucional que comparto plenamente, la Universidad tiene una deuda histórica.
Invito a la comunidad Externadista para que con mística, independencia y carácter nos comprometamos con la defensa del interés general de la Universidad.
Invito a la comunidad Externadista para que con mística, independencia y carácter nos comprometamos con la defensa del interés general de la Universidad.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En presencia de los tardíos cambios anunciados, aprovechemos la oportunidad para buscar que estos se hagan en interés general y no buscando consolidar poderes personales sin legitimidad alguna.
Se especula con la reforma de estatutos y la elección del nuevo Consejo Directivo, por lo cual teniendo en cuenta mis experiencias de estudiante, profesor y miembro de éste último, me siento obligado a hacer algunas recomendaciones para que todo se haga bajo los parámetros de la democracia y de la transparencia, y no como aconteció con la organización del Consejo de Profesores, que no fue iniciativa de las directivas como se ha dicho, sino de un meritorio grupo de docentes que asumió dicha tarea, pero que en el paso que su reglamento tuvo ante los directivos, se le dejó como única función decisoria la de elegir al Consejo Directivo.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Lo demás son manifestaciones que no obligan a nadie. En lugar de radicalizar la democracia, la estrangulan, como lo afirma Dominique Rousseau, en su libro prolongado por el Rector y publicado por la Universidad. Razón por la cual convoco a toda la comunidad externadista para que con mística, independencia y carácter nos comprometamos con la defensa del interés general a que estamos obligados.
Sugiero que antes de la elección del nuevo Consejo Directivo y de la anunciada reforma total de estatutos, se haga una reforma parcial que se ocupe de los siguientes asuntos:
En razón al conflicto no publicitado que ha generado el hecho de que Decanos y Directores de Departamento sean miembros del Consejo Directivo, quienes a su vez son ordenadores del gasto y a su vez con ellos se haga mayoría para reelegir al Rector y para aprobar las cuentas, no obstante su condición de administradores, quedando latente un conflicto de intereses, es indispensable que los nuevos aspirantes no ostenten ninguno de estos cargos, ni tampoco ellos o sus allegados sean becarios de la Universidad, o tengan contratos con la misma distintos al de profesor, o menos que de manera directa o indirecta ostenten relaciones profesionales o económicas con la institución.
Las mayorías del actual Consejo Directivo, incluido el Rector, aprobaron cosas contrarias al derecho, a la lógica y a la inteligencia más elemental. Decidieron que para que un directivo pueda ver el detalle de las cuentas que va a aprobar, antes debe pedirle permiso a la mayoría del mismo Consejo. Ese adefesio se soluciona estableciendo por estatutos que durante los quince días que preceden a la reunión del Consejo que habrá de aprobar las cuentas, éstas deberán ponerse a su disposición junto con los demás libros y papeles en el lugar que se señale, y para respetar el derecho del Directivo y para que la comunidad externadista pueda enterarse de lo que allí sucede, se les entregue copia completa del acta, salvo aquellos puntos previamente sometidos a reserva por el mismo Consejo.
La Fundación Universidad Externado de Colombia tiene dos frentes muy importantes. De una parte, la labor académica y de otra, su potencial patrimonial no comprometido con el primero. Razón por la cual en los estatutos se debe incluir la participación del Consejo Directivo en todas las decisiones pertinentes a dicho patrimonio y especialmente en la designación de sus gestores o representantes procurando su idoneidad, responsabilidad e independencia. Por lo mismo la facultad de nombrar al Revisor Fiscal de la Fundación que tomó para sí este Consejo, por estatutos, como antes estaba, se le debe regresar al Consejo de profesores y así mismo establecer que éste junto con el de estudiantes deberá designar un veedor sobre la marcha de la Universidad. El gran cambio no se logra concentrado el poder de manera subliminal con dádivas, amenazas, falacias o despotismo en torno a una persona sino alrededor de la institución, pensando con grandeza y no con minúsculos intereses.
Tenemos un selecto grupo de jóvenes profesores de mucha valía. De allí saldrán los futuros rectores y directivos: con carácter seamos independientes y busquemos trascender en grande. Asumamos el compromiso de verdaderos académicos.
Un fantasma deambula por los pasillos del Externado sin que, aparentemente, nadie note su posible injerencia en las cuentas y estados financieros de la Universidad.
Un fantasma deambula por los pasillos del Externado sin que, aparentemente, nadie note su posible injerencia en las cuentas y estados financieros de la Universidad.
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Cualquier persona que se considere realmente cercano a la Universidad Externado, en algún momento tuvo que toparse con un nombre que, tal vez aun hoy, sigue deambulando sus pasillos, o mejor, sus estados financieros y libros contables, se trata de: José Gregorio Pachón, alias: “Pachón”.
Tal vez, se trata del exfuncionario –aparentemente– más popular de la institución cuya cabeza fue solicitada por presuntos manejos controvertidos de recursos, y es que, ¿cómo olvidar al personaje que incursionó a la Universidad en el multimillonario y nefasto sistema SAP? Del cual, por cierto, parecería ser agente comercial pues utilizó a los funcionarios para que, junto a él, promocionaran el producto a la Universidad de La Sabana, seguramente no fue una labor social.
Juan Simón Vásquez, ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Resulta realmente interesante la actitud doble moralista de la administración Henao, pese a su desvinculación laboral, para aparentemente, al parecer, mantenerlo oculto como contratista e intermediario, y además Headhunter de la señora tenebrosa; pues más de un funcionario de rango medio se encuentra allí gracias al beneplácito del señor Pachón.
No es difícil percibir qué funcionarios fueron referidos por este personaje, a partir del método deductivo, hemos creado una fórmula para determinar qué directores de áreas administrativas, y en un caso, académicas, fueron ingresados por la alianza Pachón-Hinestrosa, y la respuesta es básica, todos cumplen con tres requisitos, a saber: (1) Ninguno tiene vínculo precedente con el Externado, (2) cercanía particular a la señora tenebrosa, y (3) ostentar un cargo medio, más o menos de dirección, porque eso sí, si no manejan presupuesto no tiene gracia; no siempre se cumplen las tres, valga recordar; pero, si hay dos condiciones en una misma persona, ya es indicio grave que sirve a intereses que no corresponden a la Universidad sino a la señora tenebrosa.
Esto también puede responder cuestiones como ¿Por qué hay Decanos que no son externadistas, teniendo todas las Facultades profesionales notorios? ¿Por qué hay directores de áreas de apoyo que tampoco son externadistas y contratan más que Colombia Compra Eficiente a un mismo contratista(s)? O también, ¿por qué cada vez es más reservada la información de contratos a terceros?
El tema es interesante, porque su nombre descompone a la administración actual, verbi gratia la señora tenebrosa, con quien aún ni siquiera sabemos, en grado de certeza, hasta dónde llega esa cercanía particular con potentado exfuncionario; en efecto, cada vez que por su nombre se indaga, se observan los nervios de quienes algo conocen; al final siempre evaden lo que tiene que ver con él.
Extraoficialmente, otros funcionarios sostienen que, posiblemente, el potentado señor Pachón continuaría detrás haciendo maniobras de forma esbirro, a favor de la administración actual. Quien se niega categóricamente a dar explicaciones o respuestas sobre la vinculación del señor Pachón, cuyos antecedentes yacen, cuando menos, de haber incursionado a la Universidad en gastos multimillonarios, ausentes de producto o servicio alguno, o productos defectuosos.
El sistema SAP, quizá el más obsoleto de la Universidad y el mercado, del cual, el señor Pachón parece comportarse como agente comercial, es protegido por la señora tenebrosa.
No sabemos si el señor Pachón se marchó de la Universidad, pero tampoco se tiene respuesta alguna sobre su relación económica con la misma, relaciones sentimentales con funcionarios, o tampoco sus parientes, ni siquiera certeza en su intermediación comercial para vincular personal y contratar servicios.
Esto no sería tema de duda si las cuentas de la Universidad fueran transparentes y al menos el Rector las conociera, pues él mismo ha manifestado desconocerlas porque queremos saber que hace el señor Pachón en la Universidad, o si en efecto, su desvinculación fue real.
Adenda. Lamentable la intención de la administración actual tendiente a excluir a los miembros suplentes del Consejo Directivo, es una medida contraria a los estatutos, ergo ilegal.
Pese a que las comparaciones son odiosas, el Externado debería mirar, aunque sea de reojo, cómo se hacen las elecciones a Rector y Decanos en la Universidad de los Andes. Por hora, estamos lejos de alcanzar tal transparencia y pluralidad.
Pese a que las comparaciones son odiosas, el Externado debería mirar, aunque sea de reojo, cómo se hacen las elecciones a Rector y Decanos en la Universidad de los Andes. Por hora, estamos lejos de alcanzar tal transparencia y pluralidad.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
La escogencia de un Rector de un centro académico o un Decano de una Facultad es un asunto de primordial importancia pues, dependiendo de su perfil y sus capacidades, dicha institución puede triunfar o naufragar en las competitivas y tempestuosas aguas de la escena académica.
En 2017, la Universidad de Harvard anunció que su Rectora, la prestigiosa académica Drew Faust terminaría su mandato al finalizar el año. Ante dicho anuncio la Universidad emprendió una amplia búsqueda para encontrar la persona idónea que pudiera dirigir al gigante académico. Para adelantar esa pesquisa se instituyó un comité, llamado el “Comité de Búsqueda” compuesto por los miembros de la junta directiva -excluyendo a la Rectora saliente- y miembros de la Junta de Supervisores. Este equipo se encargó de enviar comunicaciones a todos los miembros de la comunidad, profesores, estudiantes, egresados y personal administrativo para solicitar nominaciones. Además, cada estamento de la Universidad creó un comité encaminado a nominar potenciales candidatos y revisar a los que se propusieran, de acuerdo a sus áreas de interés. Ese comité de búsqueda además se reunió con entidades externas y diseñó criterios de selección que permitirán aterrizar en el mejor candidato. Finalmente, de cara a la comunidad, la institución nombró a su actual Rector, el académico Lawrence S. Bacow.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Para nombrar un ejemplo más cercano, en la Universidad de Los Andes, los candidatos a Rector son propuestos por un Comité Nominador, quien se encarga de realizar una búsqueda amplia e incluyente de quiénes pueden ocupar el cargo directivo del alma mater. Dicho Comité somete los nombres de los candidatos al Consejo Superior que no es vitalicio. En este, el candidato ganador debe obtener una mayoría absoluta para obtener el nombramiento[1]. Actualmente, esa Universidad se encuentra en proceso de seleccionar su rector, entre tres magníficos candidatos, los economistas Alejandro Gaviria, Mauricio Cárdenas y Ana María Ibáñez. Esta es información pública y el debate entre los tres perfiles se da de cara a la comunidad. Esa Universidad ha conseguido el milagro de migrar de un Rector a otro sin comprometer su futuro, estabilidad y su pluralismo.
Algo similar ocurre en esa misma institución con el nombramiento de Decano de alguna Facultad, que no es fruto de la omnímoda decisión del Rector, sino el resultado de un proceso de deliberación donde se estudian diferentes opciones. Adicionalmente, al menos en lo que tiene que ver con la Facultad de Derecho de los Andes, el Decano es designado por un período de dos años prorrogable por otros dos. Al término del período de cada Decano llega uno nuevo que retoma el rumbo de lo dejado por el antecesor y la Facultad sigue teniendo importante protagonismo en la vida nacional y en medio de la diversidad le sigue rindiendo culto al pluralismo.
¡Estamos lejos!
[1] Estatutos de la Universidad de Los Andes: Artículo 31. El Rector será nombrado por el Consejo Superior para un período inicial de cuatro años, de uno o más candidatos que someta a su consideración el Comité Nominador, que para el efecto designe el Comité Directivo. Su nombramiento podrá prorrogarse por períodos de dos años.
El Comité Nominador estará integrado por el Presidente del Consejo Superior, cinco Consejeros Numerarios, cinco Consejeros Permanentes y dos Consejeros Honorarios, y tendrá la responsabilidad de seleccionar los candidatos al cargo de Rector, previas las consultas necesarias, para recomendarlos al Consejo Superior.
El Comité Nominador se disolverá una vez efectuado el nombramiento de Rector.
Artículo 32. Para el nombramiento del Rector se requiere el voto favorable de la mayoría absoluta de los Miembros Ordinarios que componen el quórum del Consejo Superior. En caso de que ninguno de los nombres presentados por el Comité Nominador obtenga el número de votos necesarios, el Consejo Superior procederá a someter a votación los nombres que estime convenientes.
Atención a los candidatos al Consejo Directivo del Externado, varios posan de buenos, aunque tienen pésima ortografía y no aguantan el escrutinio juicioso de sus ejecutorias.
Atención a los candidatos al Consejo Directivo del Externado, varios posan de buenos, aunque tienen pésima ortografía y no aguantan el escrutinio juicioso de sus ejecutorias.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
El caso del hoy ex senador Antanas Mockus nos ha ratificado a muchos esa sentencia de la sabiduría popular que dicta que para algunos es mejor parecer que ser. Nunca fui mockusiano. En esa medida no me siento engañado. Su tema de cultura ciudadana y logros como el de hacernos cruzar por la cebra o convertir en hábito el uso del cinturón de seguridad –que lo hicieron célebre como gobernante–, me parecen bastante básicos; y sus patanerías pedagógicas como la lanzada de agua en la cara a sus contendores, la bajada de los pantalones para protestar y los baños arrepentidos en aguas turbias de las piletas del Parque Nacional para lograr el perdón de sus simpatizantes, nunca dejaron de parecerme calculados recursos para repuntar mediáticamente. Ahora bien, que le hayan funcionado y logrado parecer durante mucho tiempo lo que no era, es otra cosa.
Como Alcalde de Bogotá dejó ver su talante, pero sus “travesuras” ocultaron los actos que nos mostraban el verdadero Mockus. Decidió, por si y ante sí que debía convertir el Palacio de Liévano en su residencia. Si mi memoria no me falla es el único mandatario local que ha decidido tener residencia oficial pagada con nuestros impuestos. Durante esa estancia en Liévano hubo denuncias serías acerca del pago de “mercados” incluidos elementos de aseo para su hija menor con cargo a recursos del Distrito. Tamaña indelicadeza también le fue perdonada. Y, remató esa primera administración, dejando el cargo para aspirar a la Presidencia de la República traicionando a sus electores y sucumbiendo a su desmedida ambición de poder. Luego vinieron su enfermedad, los infames ataques del uribismo que lo hicieron víctima y su cacareado rol de “consultor pedagógico” a través de su fundación Corpovisionarios, con la que se llenó de contratos estatales y, porque no decirlo, se benefició de forma directa.
Juan Pablo Estrada, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Pero tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe. En las últimas elecciones sucumbió a las súplicas de los verdes para encabezar su lista al Senado y evitar que el Partido no lograra el umbral. De nuevo se movió por el borde. Pretendió que ser el representante legal de Corpovisionarios y que los contratos celebrados seis meses antes con entidades del Estado no lo privarían de ser candidato con el frágil argumento de que, a pesar ser su condición y de la expresa prohibición legal, había delegado la facultad de contratar. Una argucia, una pirueta, una trampa de esas que no se puede ocultar. El Consejo de Estado dejó las cosas claras y la pirinola cayó en “no todo vale”. Ahora el profesor es un feroz tutelante que quiere darle tono de persecución política a una decisión judicial que no tiene mácula y borrar sus culpas antes sus quinientos mil electores defraudados.
Engañó a muchos durante mucho tiempo el profesor. Eso suele suceder. Hay personajes que logran subirse en pedestales morales que no les corresponden, ocultando su verdadero talante y condición humana. En todas las comunidades existen. Nuestro Externado no es la excepción.
Por eso ahora que se anuncian elecciones y que habrá candidatos –impuestos y espontáneos– tenemos que abrir el ojo. Hay muchos personajes de dudosa ortografía que posan de buenones pero que no aguantan el escrutinio juicioso de sus ejecutorias. De esos que con un soplido suave puede irse de bruces, pues tienen largo rabo de paja.
“Soles de la calle oscuridad de la casa” diría mi abuela. De esos no queremos en el Consejo Directivo, ni menos en la Rectoría de nuestro Externado.
Ante la inminencia de elecciones profesorales para el Consejo Directivo, es propicio iniciar el debate de propuestas sobre la conducción del Externado.
Ante la inminencia de elecciones profesorales para el Consejo Directivo, es propicio iniciar el debate de propuestas sobre la conducción del Externado.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
A pesar de la comprobada intención de las autoridades de la Universidad de posponer por y para siempre la convocatoria del cuerpo profesoral a elecciones de sus representantes ante el Consejo Directivo, finalmente tendrán que hacerlo en un plazo breve, ante la presión de las sucesivas reuniones de docentes que reclaman con justicia esta renovación y ante el hecho inocultable del agotamiento del actual Consejo, con su período vencido hace más de quince años, progresivamente deslegitimado y hasta diezmado ya en su integración.
Así que quienes aspiren a dirigir el rumbo del Externado bien harían en manifestar desde ya sus motivos y razones, lo cual no sólo revitalizaría la vida universitaria sino que permitiría abrir varios debates que son inaplazables para el futuro de nuestra institución, sobre asuntos que podemos y debemos decidir entre nosotros. A simple título de ejemplo, van los siguientes:
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
¿Debe la Universidad mantenerse como una institución constreñida a las ciencias sociales, o es preferible ampliar su espectro a otras áreas del conocimiento? En varias ocasiones se ha mencionado la posibilidad de abrir una Facultad de Medicina o de Ingeniería, pero no se aprecian avances en ese sentido. Mantenernos como hemos sido hasta ahora tiene ventajas y desventajas: podríamos concentrarnos en ser pioneros en ciencias sociales y asumir que por ello la Universidad mantendrá más o menos sus dimensiones actuales, pero también sabemos que las tendencias contemporáneas impulsan hacia la interdisciplinariedad y que una institución universitaria sin investigación en ciencias duras siempre será menos robusta, universal y reconocida que una abierta a todas las áreas del conocimiento.
¿Cómo mejoramos la calidad de nuestra oferta académica? El Externado goza de reconocimiento, pero la calidad requiere ser permanentemente mejorada para cumplir satisfactoriamente con nuestro objeto social. ¿Debemos para ello replantear los currículos y las estrategias académicas de los pregrados? ¿Qué tantos recursos se deben destinar a la investigación?
¿Cómo debe ser el estatuto docente? En este punto necesitamos concertar unas reglas transparentes y atractivas para los profesores, que garanticen la estabilidad profesoral e impulsen la calidad del trabajo universitario. ¿La contratación por períodos académicos es compatible con una educación de calidad? ¿Qué factores debe tener en cuenta una escala justa de remuneración?
¿Cómo debe administrarse el patrimonio económico del Externado? La opacidad en este tema ha sido nociva para la Universidad. En ocasiones, el discurso oficial alude a la holgura y a la solidez económica de la institución, y en otras ese mismo discurso impone recortes y restricciones fundadas en razones de estrechez económica. ¿Cómo estamos en realidad y qué hacemos con esos recursos, ya sean ellos muy abundantes o apenas suficientes para sobrevivir como espartanos? No está de más recordar que la Universidad es una fundación, esto es, un patrimonio construido por el trabajo de cientos de profesores y estudiantes a lo largo de muchos años, que no tiene ánimo de lucro y que quienes administran esos fondos no son sus propietarios.
En fin, estos y otros temas deben ser debatidos en el seno de la Universidad. La reciente contratación de una consultoría externa para que le suministre a la administración actual un plan de renovación universitaria no puede suplir la discusión interna. No se oculta que lo que pone en evidencia esa asesoría es la orfandad de iniciativas de esta administración y su desconfianza infundada en la deliberación interna, pero sean cuales sean sus resultados, que por lo demás, no se han hecho públicos, ello no puede suplir la deliberación ni la democracia internas.
Sin negar que una mirada desde la distancia puede tener utilidad, el Externado nació, se consolidó y sobrevivirá a partir de la experiencia vital de quienes día tras día lo hemos construido y que sabemos como nadie más cómo somos y qué fortalezas y debilidades tenemos, sin complejos de inferioridad ni sensación de incapacidad para gobernarnos.
Así pues, al agua patos y que se abra el debate: sin tabúes, sin miedo, sin prejuicios y ojalá, sin tantas falacias ad hominem como se ha visto en tiempos recientes.
Coda. Estoy condolido ante la muerte de Lucero Zamudio, a quien conocí en el Externado y a quien aprecié y admiré como académica e investigadora sin par. Son muy conocidos sus aportes sociológicos sobre la interrupción del embarazo y las formas de familia en nuestro país. Yo quisiera resaltar su apuesta por introducir al Externado la discusión sobre la validez de los conocimientos de los pueblos ancestrales de Colombia y su apertura permanente a la diversidad epistémica. Tuve ocasión de manifestarle en varias ocasiones mis desacuerdos con algunos asuntos de gestión universitaria en los que ella tuvo protagonismo, pero eso nunca nubló mi reconocimiento ni mi aprecio hacia ella. Hasta siempre, querida profesora.
De su independencia y exigencia dependerá que el Externado empiece a recuperar, por lo menos en parte, la institucionalidad que le pertenece.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Conocidos los resultados de las elecciones de representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo de la Universidad, resulta importante analizar brevemente el significado de dicho proceso electoral, para destacar, no solamente el hecho histórico de registrar por primera vez una representación plenamente femenina en el reglón principal, sino además por su singular procedencia en relación con las facultades a las cuales pertenecen, FIGRI para el caso de quien obtuvo la mayor votación, y Comunicación Social para quien la siguió en número de sufragios.
Con nuestras congratulaciones para la nueva representación, ha de mencionarse que ella quedo integrada por estudiantes con reconocimiento por su sobresaliente desempeño académico y firme carácter, condiciones estas que les permitirán – seguramente – obrar responsablemente, sin sumisiones, ni temores reverenciales, con objetividad, y ante todo con el pensamiento orientado hacia el bien supremo del Externado como patrimonio de la comunidad que lo conforma, todo lo cual les permitirá trabajar sin subordinarse a los caprichosos intereses de quienes no se resignan a aceptar la transitoriedad de su función directiva. El ideario de esta representación, tiene que tener como preámbulo el de promover la imperativa renovación del Consejo Directivo en cuanto a profesores se refiere, y el de exigir la ejecutoria de muchas tareas pendientes, empezando por la necesaria rendición detallada de cuentas sobre el estado financiero de la Universidad, aspecto este que no puede seguir siendo objeto de una alegada reserva, carente tanto de sustento jurídico, como ético, actuación que en todo caso compromete a quienes respaldan tal proceder.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Los frentes de los cuales tendrá que ocuparse la nueva representación estudiantil, son de muy variada índole, y por ende, se habrán de establecer prelaciones para su atención, en especial respecto a labores inconclusas iniciadas años atrás, entre otras, el escalafón docente, cuya presentación se ha anunciado desde hace varios meses, sin que hasta hoy se tenga noticia concreta sobre el tema; la reglamentación del programas de becas para formación de profesores, de manera que no continúen siendo elegidos quienes carezcan de méritos académicos para ello, por ejemplo, por haber reprobado cursos en la etapa de pregrado; la definición de un plan estratégico a mediano plazo que le permita a la Universidad sortear con acierto los desafíos que impone la tecnología como medio de difusión del conocimiento, y el decrecimiento del indice demográfico, de cara al volumen de cupos ofrecidos actualmente. Pero también estos nuevos representantes se encontrarán con ciertas sorpresas, sucesos que difícilmente les podrán ser explicados, como los relativos, primero, a los casi siete (7) meses que lleva el Consejo Directivo analizando el proyecto de Reglamento del Consejo de Profesores, u otro referido a la contratación de una cuantiosa asesoría externa para reformar los estatutos de la Universidad, cuyo resultado aún desconoce la comunidad.
Tampoco le será fácil comprender a la nueva representación estudiantil el aparente o probable intento por excluir de voz – y por tanto de presencia – en las reuniones del Consejo Directivo a su reglón suplente, práctica esta que sería contraria a toda la tradición democrática de ese órgano de funcionamiento de la Universidad, y que de imponerse, lo único que demostraría es que la vanidad, la arrogancia y la prepotencia, en situaciones como esta, no conocen límites.
En síntesis, de la independencia y de la exigencia de esta nueva representación de estudiantes, dependerá que el Externado empiece a recuperar algo de la institucionalidad que le pertenece, donde la tolerancia y la pluralismo se ejerzan como principios, y donde disentir no se torne en causal de censura, ni de exclusión.
Los externadistas merecen una Universidad que se menaje de forma trasparente y democrática, pensando no en intereses personales sino institucionales.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
El paradigma de un centro educativo no puede quedar en el mejoramiento de la planta física y de sus sistemas, sino debe ubicarse de manera fundamental en la búsqueda de la excelencia en la formación impartida, de manera que a la comunidad se le entreguen profesionales fortalecidos, no sólo en el saber intelectual de cada quien, sino ciudadanos con sentido de la solidaridad y del respeto por los valores democráticos y de la transparencia, verdaderos pilares de la lucha contra la corrupción, los que más que enseñarlos se transmiten es con el ejemplo.
El Externado, como caso particular, llegó a tener un gran reconocimiento por la formación impartida a sus profesionales y por el comportamiento de los mismos en la vida social. En un comienzo, se destacó la jurídica dada su antigüedad y excelencia; luego, con las nuevas Facultades, de manera paulatina fue buscando su lugar en las demás áreas. Proceso que se dio dentro de una gran mística institucional.
Con el paso al siglo XXI, la sociedad del mercado irrumpió con nuevos paradigmas y con un mayor sometimiento a sus leyes, lo que ha apartado a la institución de los propios, ya que se piensa más en la figuración personal, en la consolidación del poder de hecho y en la competencia externa que en mejorar con relación a nosotros mismos y menos en el compromiso con la sociedad.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Perdimos no solamente la emblemática conducción del Magno Rector desaparecido, sino también siete años transcurridos sin avanzar para nada en la institucionalización, modernización y demás cambios requeridos. A los pedidos de democratización y transparencia, se respondió con una reelección sin debate alguno y con una cortada al deber de información como es el de no dejar ver el detalle de las cuentas de manera previa a su aprobación, y en su lugar se decidió que esto fuera a posteriori previa aprobación del mismo Consejo. Igual sucedió con la entrega de las actas a cada uno de los directivos, burlando el derecho a tenerlas completas por una simple mención de sus intervenciones, lo que hace que la comunidad externadista nunca se entere de lo que allí sucede, y en su lugar reciba versiones de manera verbal que no siempre habrán de coincidir con la verdad.
Después de varios años de estar planteando la necesidad de definir asuntos importantes dentro de los cuales se encuentra la reforma de estatutos, el del régimen profesoral y la elección del Nuevo Consejo Directivo, se menciona pero no se avanza. En lo que tiene que ver con el Gobierno de la Universidad el Consejo Directivo no siempre participa o está informado de las grandes decisiones que se toman para la institución. Olvidando que los Decanos son dependientes que cumplen funciones en el orden académico, las reuniones con ellos las toman como el desarrollo de un Gobierno federado, y ni siquiera en lo académico existe una permanente socialización de lo que se proyecta y de lo que se hace, lo que aumenta el desconocimiento del sucesivo acontecer por parte de la comunidad externadista.
Se percibe, entonces, una actitud dilatoria. No se puede seguir desinformando o afirmando que todo está hecho a la perfección o que ya se va a hacer porque ahora sí llegó el momento de los grandes cambios. Si ello es así procedamos de conformidad y avancemos en los mismos sin segundos intereses. Hagámoslo en forma trasparente y democrática, pensando no en intereses personales o de grupo sino en los de la Universidad y de la comunidad en general.
No es posible que lo construído por tantos años se desquebraje ante ilegales y desmerecidos intereses. En donde queda la tan alardeada tradición radical. Si gran parte de nuestra sociedad naufraga en el laberinto del abuso del poder, nuestra institución debe ser el modelo de todo lo contrario. Debemos buscar que ésta se convierta en la líder de un gran movimiento en pro de la pulcritud, la trasparencia y el decoro en la sociedad contemporánea. Acción que se debe iniciar buscando la aplicación de los valores democráticos y de transparencia en la organización del Consejo de Profesores que se inicia y en la anunciada elección del nuevo Consejo Directivo, de manera que para el primero se abra la participación de todo el cuerpo profesoral sin exclusión o condicionamiento alguno y para el segundo, se logre la elección de representantes con el interés y la capacidad de ser independientes, razón por la cual desde ya a los interesados los invitamos a deponer lo individual y particular en procura de lo general en institucional.
No olvidemos que la Fundación Externado de Colombia no tiene propietarios sino beneficiarios y que nuestro entendimiento la llevará a feliz término.
Al mejor estilo de una serie épica, así se vive hoy la realidad de la Universidad Externado que se mueve entre la tiranía de su Rector y el poder oculto de Martha Hinestrosa.
Al mejor estilo de una serie épica, así se vive hoy la realidad de la Universidad Externado que se mueve entre la tiranía de su Rector y el poder oculto de Martha Hinestrosa.
Por: Juan Simón Vásquez.
Representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
El proceso electoral que ha tenido lugar en la Universidad de los Andes como quiera que se busca el reemplazo del actual Rector, nos recuerda la lamentable historia del Externado. Pese a que en la actualidad se ha limitado la discusión a la última elección, se ha dejado un lado la oscura elección que tuvo lugar en 2012.
Ciertamente, no hubo mucha diferencia entre la elección pasada y la que se realizó en 2012, de hecho, las fuerzas oscuras utilizaron la misma estrategia electoral en las dos ocasiones. Como todos podrán observar, la estrategia siempre es la misma, inventarse un monstruo que viene a destruir la Universidad y a su lado, crear un mesías, supuestamente enviado por Dios, es decir, Fernando Hinestrosa.
Ese año, el monstruo creado con el propósito de ocultar a los demás candidatos de excelentes condiciones fue el Dr. Bernal Cuéllar, de quien la señora tenebrosa creó la teoría del enviado del Grupo Aval para “destruir” la Universidad, luego de ello, la Familia Hinestrosa reveló su carta, el Dr. Henao como mesías del desaparecido doctor Fernando, en un momento donde se lamentaba su sentida partida. El hoy Rector, quien goza de excesiva popularidad derivada de su actitud zascandil. Esta técnica, aunada a llevar los nombres de estas personas a las urnas por los estudiantes (ocasión en que la democracia fue determinante y necesaria), quienes promovieron en conjunto a la señora tenebrosa, el nombre de su aspirante y después de la elección fueron estratégicamente contratados por la Universidad.
Juan Simón Vásquez, representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
En 2018, un nuevo monstruo reviviría el nombre del Rector mesías, y esta ocasión, el monstruo fue el exfiscal Eduardo Montealegre, quien en esta ocasión vendría a destruir la Universidad a través de un derecho de petición letal. Entonces, una nueva organización de fuerzas tuvo lugar y los enemigos del pasado se volvieron los nuevos mejores amigos. Ahora el Dr. Bernal Cuéllar quien en ocasión precedente fue el supuesto contrincante monstruo enviado por Grupo Aval para destruir la institución, se tornó la voz de la razón, el nuevo mejor amigo del Rector en campaña y de la señora tenebrosa; y la democracia ahora era una feria indeseable para lograr el trono del monarca.
Una pregunta importante para determinar el futuro del Externado: ¿Quién será el monstruo y el mesías de la señora tenebrosa en 2021? Este interrogante es importante porque mientras no cambie la estrategia y los recursos del Grupo Bolívar sigan marcando la agenda del Externado, esta señora tenebrosa permanecerá en la oscuridad custodiando su creciente legado.
Mucho le queda al Externado por aprender de los menores, como puede ser, la Universidad de los Andes, y de los mayores, como la Universidad del Rosario, cuyos procesos de selección del Rector, están siendo y fueron, respectivamente, una feria democrática impecable. Comités nominadores y de búsqueda (en Harvard).
Importante resulta ser, como el discurso democrático es utilizado a conveniencia de las circunstancias, incluso por todos esos prohombres que se precian de demócratas, pero la democracia solo les sirve para democratizar la mermelada y no para someterse a sí mismos al sistema democrático. La democracia no es un valor al que pueda acudirse solo cuando se sabe que está a nuestro favor, la democracia es una forma de vida, un modelo de conducta de grandes seres humanos, y aunque tenga sus falencias, no ha sido inventado nada mejor.
Construir democracia es construir instituciones fuertes que perduren y se alejen de los personalismos propios de los sistemas monárquicos.
Adenda: Grandes cosas se vienen en materia de transparencia para la Universidad.
La Facultad de Derecho, como caso particular, se ha dedicado a contratar a más abogados, no profesores, que desconocen en lo más mínimo cómo dictar una clase.
La Facultad de Derecho, como caso particular, se ha dedicado a contratar a más abogados, no profesores, que desconocen en lo más mínimo cómo dictar una clase.
Por: Javier Andrés Pérez.
Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
Desde su nacimiento, una universidad educa con su personal docente y administrativo. Pero bajo esta tesis, ¿qué viene siendo el Externado?
Los profesores son la cara visible de una Universidad si los asumimos como el primer factor a tener en cuenta a la hora de elegir dónde se invertirán al menos cinco años de nuestras vidas.
Ellos son los responsables, no solo de educar en la materia que instruyen, sino también de permearnos de ética profesional y, claro, de preparar indirectamente a aquellos que los reemplazarán en el futuro.
Mencionaba en otro artículo un apreciado amigo que no podíamos asumir un Externado sin que la relación estudiante-docente se basara en la igualdad y el respeto. Pero más allá de eso, habría que decir que nuestra Universidad –al menos mi Facultad de Derecho, aunque ello no obste para extenderlo–, con el debido agradecimiento que le debo, se ha dedicado a contratar en una proporción considerable abogados, no profesores, y poco ha sido, quizá nulo, el esfuerzo por prepararlos en la docencia universitaria.
Por ello, en los cursos que nuestra Universidad ofrece nos hemos enfrentado a profesores que, tal vez por error, reducen sus clases al adoctrinamiento dentro de sus convicciones, reaccionando de tajo renuentemente a los planteamientos del estudiante, sin detenerse a examinar si existe o no razón en la contradicción. Adicionalmente, estudiantes que al manifestar sus dudas, solo reciben de ellos pésima interpretación y contestaciones inatinentes; y en el peor de los casos humillaciones. En suma, una parte para nada despreciable de nuestro profesorado carece de empatía, adolece del síndrome de la insensibilidad y, si lo que se pretende es educar, ello es inadmisible.
Javier Andrés Pérez, Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
El personal administrativo, por su parte, comunica la institución con el público y, en este sentido, de alguna manera podría argüirse que sus virtudes y defectos, desde la respuesta de un oficio hasta la organización de un evento, representan las calidades propias de la Universidad. En este ámbito también se educa: nos muestra cómo piensa, cómo se debe actuar y el debido trato al agente ajeno.
En una ocasión, llegué a sostener la desfachatez administrativa de uno de los departamentos de la Facultad de Derecho por la cuestionable organización de un evento. Envié un derecho de petición para manifestar algunas quejas, una carta que compañeros y amigos juzgamos inofensiva, pacífica y que únicamente representaba las inquietudes de un estudiante que busca la grandeza de su Externado. Sin embargo, la respuesta fue no solo fue desproporcionada sino que además podría tildarse de grosera y descontextualizada: este abogado no era consciente de su posición. Estos funcionarios también educan y representan el sentir del Externado, luego responder de esta manera solo deja entrever indiferencia de esta casa de estudios con respecto de sus alumnos. Y, nuevamente, si lo que se pretende es educar, esto es inadmisible.
En un artículo pasado, uno de nuestros docentes anotaba que la deserción estudiantil se debía a la carencia de elementos académicos que cautivasen a los estudiantes y, desde luego, cuestiones como las verdaderas electivas son neurálgicas a la hora de determinar si una universidad universaliza el conocimiento. Empero, esta posición es a mi juicio ingenua y solo demuestra un análisis notablemente superficial del ambiente universitario. Aquello que sostenía más arriba son puntos mucho más decisivos pues exhiben abismal injerencia en la permanencia estudiantil.
Así las cosas, si lo que se busca es naturalmente educar y representar la universalización del conocimiento, es menester volatizar estos elementos: cerciorarse de que sus docentes estén capacitados para enseñar, que su personal administrativo sea respetuoso al menos de su comunidad y mejorar los programas encaminándose a una Universidad moderna.
Con esto pretendo resonar en aquellos que tienen la autoridad para cambiar las cosas ya que, como auténtico externa dista, quiero ver crecer mi casa de estudios y hacer lo que esté a mi alcance para lograrlo.
La Universidad celebra su posición en algunos escalafones sin mayor conocimiento y desconoce que actualmente mantiene una bajísima producción intelectual.
El Externado y las ilusiones de los Rankings Internacionales
La Universidad celebra su posición en algunos escalafones sin mayor conocimiento y desconoce que actualmente mantiene una bajísima producción intelectual.
Por: Amparo Salazar.
Graduada de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Hace unos días la empresa inglesa QS publicó su famoso reporte anual que califica a las facultades de Derecho de diversos países. Para este año, se evaluó a 792 facultades e incluyó universidades latinoamericanas de Colombia, Chile, Brasil, México, Perú y Argentina (lo que corresponde a las economías más importantes de la región). Sin sorpresa encontramos que el Externado está en este listado.
La verdad es que en el 2017 el Externado se ubicó entre el rango 150-200, sin embargo en el 2018 descendió a los puestos 200-250 y ahora se está entre el 100 y 150, así que esa ubicación no obedece realmente a mejoras internas de la Universidad, que quede claro.
Entonces ¿Hay razones para celebrar?
Lo primero que se debe advertir es que el Externado es una Universidad con una producción intelectual bajísima y de muy poco impacto en la comunidad académica internacional. De las 300 universidades que aparecen en el listado, nuestra alma mater ocupa el lugar 296 de menor impacto (citas) y el puesto 289 en producción intelectual (H-index).
Surgen aquí varios interrogantes: ¿Acaso la editorial del Externado no publica cientos de títulos jurídicos al año?, ¿La institución no tiene por lo menos una decena de revistas jurídicas? ¿Acaso la Facultad de Derecho no cuenta en Colombia con el mayor número de docentes con doctorado?
Pero la realidad, gústenos o no, es que la producción de la Universidad es deficiente, y la razón es simple, no existe una política de investigación ni inversión suficiente en esta materia. Además, sus publicaciones ya no son el signo de prestigio que solían ser, mucho menos de referencia.
Esto nos lleva al segundo punto: el prestigio.
La Universidad gana puntos en el ranking y aparece en la posición 100-150, gracias a su reputación. No nos digamos mentiras. Como solía decir el Doctor Hinestrosa: “El Externado es una marca de fábrica que inspira respeto, prestigio, confianza”.
Esa reputación se ha construido por generaciones de externadistas que, formados en los principios liberales y humanistas que inspiraron su fundación, se han destacado en la cultura jurídica colombiana, especialmente en el servicio público (magistrados, fiscales, procuradores, congresistas, etc.), creando un sello y una identidad externadista.
Pero desafortunadamente la reputación de la Universidad se ha afectado en los últimos años y seguirá deteriorándose si no se toman medidas adecuadas que estén inspiradas en las bases fundacionales de la institución.
El primer periodo del actual Rector, por ejemplo, fue el del continuismo ascendente, solo se anhela que no estemos ante el continuismo descendente.
Ahora, si el Externado tiene ilusiones de contar con una de las mejores facultades de Derecho del mundo, es conveniente que invierta en investigación de calidad y que cuide su reputación con esmero y que todas sus reformas estén unidas a su esencia e identidad.
De lo contrario, seguiremos celebrando dormidos en nuestros laureles.
¿Cómo se dio la línea de cambio en la rectoría, después del dominio político de la institución por parte de la familia Hinestrosa, aún reinante en cuerpo ajeno?
¿Cómo se dio la línea de cambio en la rectoría, después del dominio político de la institución por parte de la familia Hinestrosa, aún reinante en cuerpo ajeno?
Por: Jhon Jairo Armesto.
Colaborador de EL RADICAL.
En mi columna anterior, y también en las colaboraciones de grandes caricaturistas como Matador y Rubens, se muestra el nivel de degradación moral y decadencia del liberalismo colombiano y la desaparición física o de la actividad política de los grandes referentes intelectuales del liberalismo y el conservatismo. El ego millenial, sumado a la prostitución y pugna de los dieciséis partidos existentes –incluyendo las FARC que ahora lo hace de frente como lo habían hecho antes–.
No es que las sociedades pierdan la memoria histórica, es que simplemente esta cambia y lo que no se encuentre en su acervo de herencia –es decir, la educación, tradición oral y de costumbres– no pasa a las pasadas generaciones.
Jhon Jairo Armesto, colaborador de EL RADICAL.
Períodos de la historia del Externado (Etapas monárquicas)
Al estilo de la serie Game of Thrones, la línea de Rectores y Rectores-patos vampiros es la siguiente:
1886-1895 Nicolás Pinzón Walorsten
1895-1933 Diego Mendoza Pérez
1933-1963 Roberto Hinestrosa Daza
1963-2012 Fernando Hinestrosa
2012-2020 (¿?) Juan Carlos Henao
Destrucción paulatina y premeditada de la memoria del fundador del Externado, Nicolás Pinzón Walorsten, y sus sucesores
Cuando Mao Tse Tung, asumió de forma violenta el gobierno comunista de China en 1949 esto trajo hambre, muerte y miseria. El propio partido lo expulsó a él y su camarilla. En 1966, con el experimento de la Revolución Cultural, en ese mismo año asume una carnicería diabólica donde no solo la mortandad fue lo grave, sino el casi logro de la desaparición de más de seis mil años de historia china, sobre todo la de su período imperial, tradiciones religiosas y diversidad étnica.
Algo parecido, han logrado casi totalmente los áulicos de la familia reinante Hinestrosa.
En el libro: “Historia, crítica y sociología”, se hablaba de cuando el ex coronel de las fuerzas insurgentes liberales de la Guerra de los Mil Días (1899-1903), Roberto Hinestrosa Daza asumió desde 1933 hasta su muerte en 1963 la rectoría del Externado, después de que Diego Mendoza la dejara vacía, en un discurso de anuncio a la rectoría debía recordar al poeta, político y fundador de la Universidad Nicolás Pinzón Walostern, fallecido en 1895, debía rendírsele un sentido homenaje y permanente recuerdo como primer Rector. Tal reconocimiento nunca se hizo y hoy en día, las esculturas de la familia Hinestrosa adornan el campus alto de La Candelaria, mientras el olvido, las polillas y la arrogancia millenial.
El Externado tiene la tradición positiva y negativa de los conflictos de Colombia. Un ex insurgente –ex combatiente o desmovilizado como se diría hoy en día– crea, construye, prefabrica una institución a su acomodo ideológico, experiencia y transforma su destino y sello. Por eso es vital conocer para recuperar la verdadera identidad de esta amada y Alma Mater.
El Externado está en deuda con su Facultad más representativa. Aún no se diseña la semestralización de la carrera, ni tampoco permite hacer doble programa a sus estudiantes.
El Externado está en deuda con su Facultad más representativa. Aún no se diseña la semestralización de la carrera, ni tampoco permite hacer doble programa a sus estudiantes
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Mientras la Facultad de Derecho vive como la ciudad de Popayán de las viejas glorias, en otras universidad
des han emprendido reformas significativas que cautivan a los estudiantes, como la relacionada con la semestralización de la carrera y el ofrecimiento de doble programa.
El Externado está en mora de migrar a otros esquemas de enseñanza, que superen el inveterado modelo de la clase magistral, la evaluación esporádica y la necesidad de revocar como causal de revisión de un examen el que se hubiere preguntado sobre materia no vista en clase. Todos estos esfuerzos en su tiempo sirvieron para educar a los abogados que pisaron los otrora salones libertarios del Externado.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Hoy soplan vientos diferentes, propósitos más ambiciosos, y sobre todo hay unos estudiantes ingeniosos que saben que el mundo del saber no se agota en una clase.
El Externado se ufana de que sigue siendo alto el porcentaje de personas que tocan nuestras puertas buscando hacerse abogados, y comparan con otras universidades. Sin duda, hay allí alguna perspectiva de que se va por buen camino; empero, el planteamiento no puede reducirse a esa fría estadística, pues es necesario tener en cuenta que si bien el Externado sigue teniendo importantes solicitudes de admisión, ello hay que mirarlo a través de dos sucesos: el primero, el costo de las matrículas no se incrementa hace algunos años, salvo para actualizar los valores con el IPC; y el segundo, en el primer año, según dato informado por el ex Rector de la Universidad de los Andes, Carlos Angulo, la deserción estudiantil es del 70%.
He allí una ecuación bastante alarmante. De un lado muchos estudiantes llegan buscando hacerse abogados al Externado, un buen número de ellos atraídos por los costos de matrículas en comparación con otras universidades de idéntico prestigio, pero por el otro lado, es grande la deserción de quienes se inician. La Universidad es consciente de esa situación y por eso ha llegado la hora de pensar en soluciones que combatan la masiva deserción y que garanticen preparación óptima a quienes persistan.
En los tiempos de nuestro ingreso al Externado tenía papel preponderante la enseñanza de la metodología, instrumento poderoso con el que los externadistas de la época ganamos preponderancia en los círculos académicos. Ese ensayo se abandonó por cuenta de una crisis que ya muchos han olvidado, pero que dejó honda huella, pues la metodología dejó de ser preocupación en la formación de los alumnos.
El resultado de esto es el no muy grato de que nuestros estudiantes de Derecho no son adiestrados en el arte de elaborar trabajos escritos, ensayos o similares, no solo porque la metodología perdió su norte, sino porque el volumen estudiantil no ha encontrado un mecanismo que permita controlar y evaluar los trabajos de cientos de alumnos.
La verdad hoy difícilmente un externadista en el recorrido de su vida en la Facultad, ha tenido oportunidad o necesidad de preparar monografías o ensayos, y esa falta de experiencia en un tema cardinal en la formación de cualquier profesional suele advertirse tardíamente, cuando el egresado enfrenta el reto de preparar una monografía o tesis de grado, sin contar con los elementos científicos para ello.
En una reciente reunión del Rector Henao con su Decana de Derecho, Doctora Adriana Zapata, y los directores de departamento, se ventiló el propósito de revisar los programas que están siendo seguidos por nuestros estudiantes. Es probable que ello contribuya a que los alumnos puedan recibir una mejor información, pero de allí a que la Facultad alcance los niveles de modernización que el mundo actual requiere, estamos muy lejos.
Hay que agotar esfuerzos en diseñar la semestralización de la carrera de Derecho, como también permitir a los estudiantes que accedan a un doble programa, de manera que cuando salgan a ejercer se encuentren en condiciones de competir en un mercado cada vez más competido
Temo que quienes emprendan la aventura independiente de participar en las elecciones al Consejo Directivo del Externado, sin el apoyo del establecimiento, puedan quemarse.
Temo que quienes emprendan la aventura independiente de participar en las elecciones al Consejo Directivo del Externado, sin el apoyo del establecimiento, puedan quemarse.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
La vida ha sido generosa conmigo y por cuenta de ello he podido ejercer la docencia no solo en el Externado de mis amores sino también en otras Facultades de Derecho del país. Por eso no deja de sorprenderme que lo que en el vecindario es normal, por ejemplo en Los Andes o en El Rosario, en nuestra Universidad se haya convertido en una situación excepcional que despierta todo tipo de sentimientos.
En efecto, el anuncio de las tan esperadas y, porque no decirlo, inéditas para varias generaciones, elecciones del Consejo Directivo que en algo nos devuelve la fe a los que creemos en los valores y principios fundacionales del Externado, generan válidas inquietudes que, como ya es costumbre, se comentan en privado y se callan en público.
Convocar el certamen más importante de nuestra democracia universitaria debería dar lugar a la expresión libre de las distintas corrientes de pensamiento que habitan en nuestras centenarias aulas y permitir la postulación de aspirantes que con compromiso y rectitud quieran servir a la institución, mantener lo que está bien y corregir el rumbo en asuntos en los que indiscutiblemente se ha extraviado. Pero, lamentablemente, no parece que ello vaya o pueda ser así. El sistema electoral que aplica a esta convocatoria, a menos de que se le hagan necesarios ajustes, no da espacio para las expresiones minoritarias y allana el camino a las listas que tengan el “guiño” del establecimiento. Lo digo con la certeza que me concede haberlo padecido.
Juan Pablo Estrada, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Hace un par de años, ante la convocatoria a elecciones en el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho decidí participar desoyendo las voces de muchos que de forma despectiva me señalaban que cuál era el afán de meterme “a aprobar solicitudes de revisión de exámenes” descalificando así la importancia de ese órgano de dirección de la más tradicional de las facultades. Hice la tarea y convoqué a los profesores con los que consideraba existía afinidad, me conocían y sabían de mi trayectoria profesional y académica. Algunos de los que están vinculados a la Universidad y al mismo tiempo ejercen con brillo su oficio de abogado me ofrecieron su apoyo irrestricto. Otros, de frente y sin tapujos, me expresaron no tener coincidencias y anunciaron el respaldo de otros nombres, como debe ser. Pero, tristemente, una mayoría de los docentes que abordé, que me conocen, con los que coincido en distintos escenarios y con los que debatimos amistosamente sobre diferentes temas, guardaron prudente silencio y otros, no pocos, en clara muestra de su talante vacilante, manifestaron que “ese día no estarían en la U” o que “ellos a eso no le paraban bolas”. Como era lógico, concentré mis “esfuerzos electorales” en el Departamento de Derecho Administrativo, en donde he dictado clases en pregrado y maestría de forma ininterrumpida desde el año 2004, a pesar de que los registros de Recursos Humanos digan otra cosa. También lo hice en el Departamento de Procesal, en donde tengo carga académica en posgrado y maestría desde el año 2008.
Mi sorpresa no fue menor cuando supe que en el departamento de Derecho Administrativo alguien con mucha audiencia “sugirió” que lo correcto era apoyar nombres de ese departamento y precisó que yo era un candidato de Procesal. Obviamente un comentario de esa naturaleza tiene una poderosa incidencia en quienes sienten que se lo “deben todo” a la Universidad y los que con humor vergonzante no tienen empacho en señalar que “no hay que patear la lonchera” y más si el otro candidato de Administrativo era nada más y nada menos que el Director del Departamento.
El resultado de mi experiencia electoral fueron 38 votos. Si mi memoria no me falla la más alta de un candidato por el que nadie desde el poder del establecimiento sugirió votar. 38 profesores que libres de ataduras juzgaron que podía representarlos en el órgano de dirección de la Facultad. Sin embargo, esa “inmensa minoría” parafraseando el eslogan de la querida HJCK, no tuvo representación.
Esa mañana luego del conteo de votos, mientras salía a comprar caléndula para mi primera y espero única quemada, sentí que algunos jugaron la partida con los dados cargados y ahora, de cara a esta nueva contienda temo que quienes emprendan la aventura independiente sin el apoyo del establecimiento, si las reglas no cambian, experimentarán la misma sensación. Ojalá me equivoque.
Posdata: La comunidad jurídica está de luto. La temprana partida del litigante y profesor del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Gabriel de Vega Pinzón, nos dolió a todos. Hombre recto, impoluto, contraparte leal, juez justo, amigo de sus amigos, fue como lo dijo su hermano de la vida Alejandro Venegas, un “gladiador con o sin legión”. En el foro se extrañará por siempre al colega y al amigo.
Las elecciones para nombrar a un nuevo Consejo Directivo en el Externado son una oportunidad histórica que no podemos desaprovechar.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Se avecinan las elecciones, tantas veces postergadas, para renovar el Consejo Directivo de nuestra Universidad Externado. Por lo que hace a la representación profesoral en el Consejo, este ejercicio, que debería formar parte de la rutina universitaria, se ha vuelto excepcional, casi que inaugural, pues hace ya más de veinte años no se convoca un certamen de este tipo.
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
El evento tiene además un punto de partida que no es deseable en ninguna democracia: la ausencia de reglas electorales previas, que no susciten sospechas de haber sido elaboradas ad hoc, con algún efecto distorsionador que tienda a premiar o a castigar a alguna candidatura. Ello le impone un deber especial de transparencia e imparcialidad a quienes diseñen tales reglas, de modo que el resultado de su trabajo garantice una participación amplia, en condiciones de libertad e igualdad, con reglas neutrales, suficientemente conocidas y reconocidas, que conduzcan a una genuina representación proporcional, pues sólo así el órgano resultante gozará de legitimidad institucional para asumir sus funciones.
La participación debe ser la más amplia posible. Para ello, no sólo debe garantizarse el derecho a votar con entera libertad a todo el cuerpo profesoral; también se debe permitir la presentación de candidaturas sin requisitos adicionales a la antigüedad establecida en los estatutos de la Universidad. Las reglas que establezcan restricciones o inhabilidades deben ser muy excepcionales y tener un fundamento prácticamente consensuado. De lo contrario, esas reglas tendrán que soportar tachas por excluyentes y sesgadas. Ojalá se presenten múltiples candidaturas: la riqueza intelectual de la Universidad se reflejará mejor en su órgano de gobierno mientras más abierto sea el debate.
Ese debate debe estar rodeado de garantías de libertad, deliberación suficiente, neutralidad de las autoridades e igualdad entre las candidaturas. El acceso a la información institucional para presentar las propuestas debe estar plenamente garantizado a todos, así como la posibilidad de difundir esas propuestas entre el cuerpo profesoral, sin privilegios para ninguna lista.
Por último, el resultado de la votación debe conducir a una representación proporcional que refleje, del modo más fidedigno posible, la decisión de los sufragantes. Existen múltiples sistemas conocidos de recuento de votos y asignación de escaños. Dentro de ellos, se suele reconocer que la circunscripción universal y el sistema de cociente electoral y mayor residuo contienen las reglas más neutrales de representación: son las que en mejor modo garantizan la igualdad del voto. Además, por ser reglas conocidas en nuestro país, no despiertan suspicacias de favorecimientos indebidos. Por el contrario, la creación de circunscripciones especiales, o de cuotas fijas o mínimas de representación, siempre contienen un sesgo que distorsiona la decisión democrática para favorecer o desestimular a algún grupo específico. Por tanto, esas normas especiales deben ser también muy excepcionales, suficientemente justificadas, y en verdad, resultan desaconsejables si se está ante la inmediatez de una elección determinada, que es el caso que nos ocupa.
A pesar de la fragilidad que supone la ausencia de reglas previas, tenemos una situación muy favorable para el funcionamiento de cualquier gobierno democrático: la lógica de la igualdad. Todos los profesores del Externado somos personas libres, que por igual le entregamos lo mejor de nuestras mentes a las generaciones de jóvenes que llenan nuestras aulas; entre nosotros no hay jerarquías, ni reconocemos mesías ni personalidades sobrenaturales. Somos profundamente racionales y estamos en capacidad de informarnos bien sobre lo que está en juego.
En fin, nos enfrentamos a la posibilidad de darle un ejemplo a nuestra sociedad de un ejercicio democrático de buena calidad, enaltecedor, que nos enorgullezca como colectivo y proyecte la Universidad Externado hacia lo mejor. Ojalá no lo desperdiciemos.
Los alumnos elegidos deberán actuar con carácter firme, independencia de criterio e integridad absoluta, de tal manera que resulten inmunes a los halagos y a la crítica.
La nueva representación estudiantil en el Externado
Los alumnos elegidos deberán actuar con carácter firme, independencia de criterio e integridad absoluta, de tal manera que resulten inmunes a los halagos y a la crítica.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
El mes de marzo culminará en el Externado con la elección de los nuevos representantes de los estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad.Nuestra casa de estudios debe sentirse orgullosa de contar con esta oportunidad mediante la cual el estamento estudiantil participa formalmente en principal órgano de gobierno universitario, tanto más cuando fue el Externado una de las primeras instituciones de educación superior que consagró en sus estatutos esta figura, plasmada en la reforma de 1959, donde por primera vez se establecieron unos requisitos para elegibles y electores, algunas funciones y termino de vigencia de esta representación.Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.Los estudiantes que reciben este mandato han de cumplir una importante labor, que debe desplegarse con vocación de atender tres dimensiones diferentes, referidas ellas en su orden, a la vocería de sus representados, en primer lugar, a la participación en el gobierno universitario, y finalmente a la veeduría frente a la gestión tanto académica como administrativa. En cuanto a la función vocera, debe ella orientarse a plantear ante el órgano directivo las inquietudes, reclamos y anhelos de la comunidad representada, actuación esta que no le priva a la representación estudiantil de contribuir también en la preparación de respuestas y soluciones a las temáticas enunciadas. En cuanto a la función participativa, ella cubre especialmente lo relacionado con la intervención activa en la formulación de planes, programas e iniciativas que promuevan la modernización y el fortalecimiento institucional; y en cuanto a la función veedora, ella ha de extenderse sobre la gestión tanto del propio Consejo, como también sobre la del rector y la de los demás funcionarios que desempeñan tareas directivas, con especial relevancia en la operación patrimonial de la Universidad, de manera que también los estudiantes puedan apoyar al aseguramiento del apropiado destino de los recursos de la Universidad.Así entonces, la tarea de la representación estudiantil exige, ciertamente, compromiso con la causa, dedicación a las ejecutorias y devoción por los principios y valores que han inspirado el ser del Externado. Sin embargo, lo anterior solo puede ser alcanzado, si y solo sí, los representantes estudiantiles optan por obrar con carácter firme, independencia de criterio e integridad absoluta, de tal manera que resulten inmunes a los halagos y a la crítica, u a ofertas de promisorias vivencias en la academia, pues lamentablemente en este espacio circulan también monedas de intercambio, que por su abusiva utilización vienen envileciéndose notoriamente.Ahora bien, como ocurre frente a toda función político representativa, la comunidad estudiantil debemantenerse vigilante frente al desempeño de sus nuevos representantes, no solo mediante la exigencia de un actuar decoroso y digno del cargo que ellos ostentarán, sino también requiriendo de ellos la necesaria, periódica y oportuna rendición de cuentas, entendida esta última comola explicación a sus electores sobre las acciones emprendidas y el resultado de las mismas, con la ilusión de que ello se traduzca en un inspirador para que la rectoría y el propio Consejo Directivo se resignen finalmente a cumplir con ese elemental deber de responsabilidad y de transparencia, inherente a todomandatario y administrador de recursos ajenos.Frente a los grandes desafíos que ocupan hoy la atención de toda la Universidad, tales como la conformación del Consejo de Profesores, el estatuto docente, las proyecciones presupuestales, la reforma estatutaria, la elección de directivos y tantas otras, es grande la expectativa respecto de estos nuevos dignatarios, pero nos asiste la convicción de que obrarán en coherencia con el momento histórico que vive el Externado, y que sin duda alguna dibujará el próximo trecho de su camino.
La elección del nuevo Consejo Directivo debe tener garantías de independencia, para que no se vuelvan a presentar los hechos que nublaron la reelección del actual Rector.
La elección del nuevo Consejo Directivo debe tener garantías de independencia, para que no se vuelvan a presentar los hechos que nublaron la reelección del actual Rector.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En lo relativo a su Gobierno, la Universidad Externado de Colombia ha tenido en los últimos cincuenta años dos etapas bien definidas.
En una primera, que se inició en 1963 y se prolongó hasta el 2012, bajo la dirección del maestro Fernando Hinestrosa, todo el poder se concentró en él, quien dada su capacidad, formación y responsabilidad, llevó a la institución al más alto nivel de reconocimiento en el orden nacional e internacional. Más que del protagonismo que el país le reconocía, se dedicó en especial a los asuntos internos de la Universidad, lo que le facilitó los buenos resultados.
Luego de su fallecimiento y el vacío de poder que dejó, se inició una segunda etapa con la rectoría del Doctor Juan Carlos Henao, momento a partir del cual se han debido iniciar los cambios requeridos, pero que no se han dado, quizá no solamente por la falta de voluntad política, sino también por el desorden y la ausencia del liderazgo al que estábamos acostumbrados.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Llegó el momento en el que toda la Comunidad Externadista se debe ocupar del futuro de la institución debatiendo los temas en procura de la democracia y la transparencia, bases del respeto y del reconocimiento institucional.
Como ya se anuncia la retrasada y esperada elección de un nuevo Consejo Directivo, se requiere que su nombramiento se haga dentro de la mayor transparencia y respetando a plenitud las reglas del juego democrático.
Además de lo anterior, las reformas se deben orientar en el sentido de dotar a este selecto grupo de la debida independencia y autonomía dentro de los límites de los estatutos, de la ley y de la constitución Nacional, de manera que no se vuelvan a presentar acontecimientos como los que se sucedieron con la reelección del actual Rector, como la reiterada aprobación de las cuentas y la del reglamento para la entrega de la información contable y de las actas del mismo Consejo.
En efecto, varias de esas mayorías se obtuvieron con el voto de directivos que a su vez tienen un status con una remuneración mayor a la de cualquier docente, creándose un nivel de dependencia del Rector que es inocultable.
Su reelección se hizo ajustando mayorías con el voto de dos decanos y de un director de departamento, sin dar lugar a un amplio debate en donde hubieran podido participar formalmente otros candidatos. Sin tener en cuenta que es al Consejo Directivo a quien corresponde dar el visto bueno de las cuentas que le presenta el Rector, no las ponen previamente a su disposición, sino que con los mismos impedimentos el Consejo aprobó que para poder cumplir con cualquier pedido de información por parte de un directivo, la solicitud debe ser sometida a la aprobación del mismo Consejo. Con esas mismas mayorías aprobaron que si un directivo solicita copia de las actas de las reuniones, tan solo le suministran la parte pertinente a sus intervenciones, desconociendo el legítimo derecho que se tiene para acceder a la memoria integral de las reuniones de cuyo cuerpo es parte. Se presentaron propuestas en sentido contrario, pero en ningún momento fueron controvertidas. No obstante que los directores de departamento y los decanos miembros del Consejo Directivo son ordenadores del gasto en la práctica, ellos terminan avalando sus propias cuentas.
Entendemos que para el nuevo Consejo Directivo que se elija se deben tener en cuenta entre los varios aspectos, los siguientes: que quienes tengan cargos administrativos en la institución no puedan hacer parte del mismo, y que a su salida tampoco puedan llegar a ellos; que toda política de inversiones de la Universidad sea previamente sometida al estudio y aprobación del Consejo; que este a su vez decida las grandes orientaciones que determinen el futuro de la institución; que el mismo pueda definir la independencia que debe mantener el Externado hacia los gobiernos de turno; y que sea el mismo Consejo Directivo el que establezca el reglamento de becas y los diversos escalafones en la Universidad.
Presuntos casos de malos manejos y corrupción siguen manchando el buen nombre de la Universidad, mientras los directivos guardan silencio.
Por: Juan Simón Vásquez.
Representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Un evento que marcó la agenda del cuerpo directivo de la Universidad, auspiciado por el suscrito directivo. En efecto, más de 40 derechos de petición tuvo que resolver el Consejo Directivo, el Rector, y varios comités de ‘científicos’ ad hoc.
Durante el semestre pasado, un sinnúmero de personas entre los cuales se encuentran: docentes, estudiantes y funcionarios administrativos de diferentes rangos, y por diferentes medios –correo electrónico, WhatsApp, redes sociales e incluso, en persona–, movidos por la preocupación en el manejo de recursos de la institución, me contactaron para tomar un café, eso sí, a kilómetros del Externado y pidiendo reserva de sus identidades, apelaron a mí con el argumento que, de cualquier forma, generaba alguna confianza exteriorizarme algunos aspectos que les consta. Algunas de estas personas, incluso tenían documentos que constataban aspectos propios de malos manejos y de sus afirmaciones.
Juan Simón Vásquez, representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Ahora bien, recibida alguna información, en ocasiones alarmante, en otra solo confirmatoria, se hacía el correspondiente trámite de “consulta” a la Universidad para que esta tuviera la oportunidad de manifestarse sobre la información, tal vez, en todas las ocasiones, fueron evasivas sus respuestas, que dejaban muchos indicios que derivar de esa actitud secretista.
Podemos estar hablando de 40 derechos de petición aproximadamente, entonces: ¿De qué se tratan estos documentos? Una sola respuesta: TRANSPARENCIA. Con esto se pretendía saber si es cierto que la institución desembolsa dinero injustificado en las cuentas bancarias de representantes estudiantiles, contrata firmas que interceptan personas, sufraga conductores y/u otros gastos a la familia Hinestrosa, después de despedir a José Gregorio Pachón (por conductas corruptas) se mantuvo vinculado para continuar su comportamiento en favor de alguna familia, enajenó todos los bienes sin la aprobación del órgano directivo, algunos de sus funcionarios facturan a diario alarmantes sumas por concepto de transporte, hay profesores que sin dar una sola clase en un año perciben salarios de hasta nueve ceros.
También solicité copias de las actas del Consejo Directivo, los Estados Financieros –sobre los cuales me corresponde pronunciarme–, el presupuesto (que por cierto me corresponde expedir).
La respuesta de la Universidad, cuando menos no es ética, pues significa pedirle a alguien que apruebe algo sin leerlo respectivamente, también es estandarizada y evasiva como lo han manifestado los dos Jueces de la República que, en sede de tutela, han amparado las peticiones del suscrito.
Por otra parte, no es forma de responder a afirmaciones de propios funcionarios de la Universidad tendientes a sugerir corrupción interna, las insinuaciones de malos manejos se rechazan de plano, no con discursos huérfanos existencialistas en su contra, sino con transparencia.
Evidentemente, no se puede calificar de difamador a quien pregunta, pero mucho menos se puede calificar como tal, aun cuando se tiene escondida la información que sirve de soporte para las afirmaciones, es allí donde se observa un indebido ejercicio del poder. Por su parte, la comunidad en etapa de negación, bajo la idea de ‘solo se invierte en jardines’, se ha hecho ajena de revisar hechos que no tendría por qué presentarse, es deber de los externadistas de hoy, el Externado que dejamos a nuestros sucesores.
Como corolario y respuesta a la pregunta introductoria de estas líneas, tenemos que en el marco de las restringidas capacidades de un estudiante en el Consejo Directivo –que no negocia por debajo de la mesa–, esto se trató de Control Político como un ejercicio de transparencia. ¿Acertado? ¿Errado? La historia responderá…
Adenda: Importante la elección de nuevos estudiantes al Consejo Directivo, ya no son los que se sentaban al final de la mesa y aprobaban como borregos lo que se ponía al frente. Difícilmente los vuelven a subestimar.
Igualdad y respeto son los valores que deberían primar en la relación entre estudiantes y profesores.
Por: Emmanuel Márquez.
Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
La educación que caracteriza a nuestra alma mater está basada en relaciones de igualdad y respeto, donde el aprendizaje es un trabajo en equipo, más no un sometimiento.
Me refiero a los casos cuando el profesor menosprecia las opiniones de un alumno, pretendiéndose sabio; al que insulta el estudiante por no cumplir sus caprichos; o el que apenas en su primera clase, muestra posición dominante y prepotente, separando desde el primer día la relación docente-alumno; y finalmente, al que no recibe críticas sobre la metodología de su clase, ese mismo que examina con hostilidad y sin garantías. En fin, casos hay muchos, e inclusive pude traer apenas ejemplos blandos.
Emmanuel Márquez, Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
Debo admitir que, en mi recorrido como estudiante del Externado, nunca he recibido tratos denigrantes por ningún profesor y jamás me han hecho sentir sometido a sus órdenes o menospreciado. Pero esto no significa que este tipo de situaciones no se presenten en la Universidad, pues no pertenecemos a en una institución exenta de errores. Existen muchas cosas por corregir. Si denuncio este tipo de circunstancias, es porque sé de testimonios de quienes han vivido tales episodios, los cuales no son pocos y si, al contrario, muy preocupantes.
La educación basada en la igualdad y el respeto tiene todas las ventajas. Permite al estudiante abrir sus opiniones, ser crítico, motivarse por las materias correspondientes y relacionarse con la academia. Más allá de las ventajas de esta formación, también se aprende, junto con los conocimientos científicos, de los valores. Esos mismos que son claves en una sociedad que, al no tenerlos claros, evidencia cada día más casos de corrupción, egoísmo, irrespeto e individualismo.
Esta enseñanza en valores no es algo secundario en nuestra universidad, pues fueron nuestros padres fundadores quienes lucharon contra la intolerancia, en pro de la educación, y además el preámbulo de nuestro reglamento tiene como base la libertad y los valores.
En cuanto al deber de los profesores con la igualdad y el respeto, estas dos cualidades parecen no calar del todo en algunos de los docentes actuales, que desconocen en medio de su arrogancia que también pueden aprender de sus estudiantes. Pareciera que olvidarán que para la calidad de la clase, es elemental el estudiantado.
Añado, el maestro siempre estará sujeto al reglamento y la permanente evaluación y crítica de la comunidad académica a la que pertenece, la cual se caracteriza en esencia por la tolerancia y la libertad. Tampoco podemos olvidar que la Universidad tiene un compromiso social, una meta de transformación, que sólo se cumplirá difundiendo conocimiento y valores, como dos elementos complementarios que forman una unidad.
En conclusión, la educación se construye en equipo, con aportes del alumno y del profesor. No es posible alcanzar la meta sin entender que estos dos sujetos están comprometidos, el uno con el otro, para obtener el máximo provecho del saber y del conocimiento.
No pretendo en esta columna hacer una reflexión al aire, sin eco; ni mucho menos lanzar simples quejas. Anhelo que quien lea este texto entienda que es más ventajosa la educación igualitaria y respetuosa. Pero si no, al menos estaré tranquilo si dejo claro que el espíritu de la enseñanza de la Universidad Externado tiene estos principios y quien no los acepte o no esté de acuerdo con ellos simplemente no está en el lugar correcto. Quizá podrá ser un gran académico o profesional, pero nunca un externadista.
No hay nada más contradictorio a sus principios y valores que el actual Rector que comanda con estilo tirano y dictador las riendas de la Universidad.
Por: Jhon Jairo Armesto.
Colaborador de EL RADICAL.
La Universidad Externado de Colombia, como todas las instituciones tiene una “psique”, un modo de ser y concebir la realidad de su labor formativa. Si quiere salir de su crisis, debe primero conocer su psique con defectos y virtudes, aceptarla y cambiarla. En este caso, aceptar como problema y contradicción el sentir monarquista del liberal, como causa principal del empoderamiento de tiranos en el poder político, empresarial y académico del país, en este caso, el secuestro de la Rectoría del Externado.
Según rezaba el editorial publicado el pasado 25 de octubre de 2018 en El Radical, “(…) El Externado es de todos, no de nadie en particular, es de las generaciones futuras (sic). Es cierto que los tiempos cambian, pero la ideología inspiradora de este legado que hemos recibido de Nicolás Warlosten, Diego Mendoza Pérez, Ricardo y Fernando Hinestrosa, ha de seguir siendo el faro orientador de esta Universidad al que debemos rendir culto las generaciones futuras, inclusive su actual Rector, Juan Carlos Henao, responsable hoy de los destinos de la “sagrada heredad”.
Jhon Jairo Armesto, colaborador de EL RADICAL.
Salvedades previas
Antes que cualquier cosa, quien escribe debe hacer una salvedad, tal vez soy el único escritor de este periódico que no es liberal ni activo dentro de la comunidad universitaria del Externado. En lo ideológico soy conservador nacionalista, partidario de la regeneración y del pensamiento de Gilberto Álzate Avendaño; en lo religioso cristiano católico, en lo espiritual abierto a las prácticas precristianas de Asia Menor y Europa –es decir nada de indigenismo local–.
Alguien dirá, ¿y entonces qué hago escribiendo en El Radical? Uno, porque generosamente sus directivos aceptaron mis contribuciones y dos, porque esto me da la suficiente objetividad para analizar otros puntos de vista y así garantizar la continuidad en el tiempo de una de las 150 mejores Escuelas de Leyes del mundo y una institución con más de 130 años de historia y aportes al país –incluso a los profesionales conservadores–.
El objetivo de estos escritos es dilucidar, desde afuera –institucional y doctrinariamente hablando– la psique del Externado como institución, como comunidad educativa, incluyendo a sus egresados profesionales, su sello característico de comportamientos, pensamiento y forma de enfrentar la vida cotidiana y universitaria. Esto sin caer en las generalizaciones, clichés o dogmatismos. Pero, entremos en materia.
El Externadista es un liberal monárquico
Si, así es. Suena una contradicción que haría revolcar en su tumba a los pretenciosos herederos de la Revolución de 1789 en Francia que destronó a la Monarquía, y que fue copiada en las insurrecciones y guerras costosas que frenaron el dominio de España en América Latina, y empoderó a las clases altas criollas que llevaban más de dos siglos empoderadas en la sociedad discriminando a los criollos pobres, a la población rural y ni se diga de los minorías étnicas.
Pero pese a todo, como dicen muchos sociólogos, nuestras sociedades tienen aún nostalgia de la monarquía, y que por eso hay tantos reinados de belleza –ya no tantos por cuenta del feminismo radical–, llamar reyes a los ganadores de certámenes musicales, deportivos o gastronómicos. Y en política, el liberalismo colombiano siempre se ha destacado por ser lo más parecido a lo que ataca cuando tiene el poder.
El párrafo del primer editorial de El Radical enmarca esa esencia de seguir patrones conductuales forjados por un pionero y sus sucesores rectores, inclusive el actual al que nos oponemos. Y es allí donde tenemos una gran problemática con el liberalismo y el Estado Social de Derecho.
En otras palabras: democracia interna o tiranía. Una decisión y asunto de vida.