El Externado quiere verdaderos debates de los candidatos a consejo directivo con preguntas abiertas sin libretos, sin censura ni restricciones. Quien no esté dispuesto a responder todo, que no aspire a nada.
Las cabezas de las tres listas que participarán en las elecciones para definir los representantes de los profesores al consejo directivo dieron a conocer a EL RADICAL sus principales propuestas para el periodo 2022 – 2024.
El modelo de gobernanza de la Universidad, el estatuto profesoral y sortear la crisis financiera, serán, entre otros, los temas de la agenda del nuevo directivo. Y, desde luego, entorno a ellos gravitará siempre el tema de los privilegios de los docentes de Derecho.
Buena parte del trabajo de los profesores universitarios se desperdicia ahora rellenando formularios inútiles.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Ironías de la vida: en mis recuerdos aún está la sensación de conmiseración burlona con la que solía recibir la queja furiosa de colegas que trabajan en universidades distintas al Externado, por la pesada y descerebrada “tramitomanía” que acompañaba el desempeño de sus funciones. Iluso yo que pensaba que una de las ventajas de las universidades privadas era la distribución racional del trabajo entre los docentes y los trabajadores administrativos, en virtud de la cual los primeros se dedican a investigar y a enseñar, y los segundos a tener al día los trámites necesarios para que la universidad pueda fluir, todo en beneficio de los estudiantes. No. Las cosas ya no son así.
De mi memoria no se borra el lamento de un buen amigo madrileño que llevaba muy bien las cuentas: por cada hora de clase impartida requería de hora y media para rellenar unos formularios en los que debía anotar, con la ortodoxia del lenguaje indescifrable de los pedagogos, aquello que iba a tratar en la clase, con los objetivos, las “competencias” y la bibliografía de cada sesión, así como con la especificación de las estrategias didácticas que se emplearían para cada “sub-ítem” de la exposición, y luego de la clase, con milimétrica simetría, anotar en otro formulario lo que había hecho durante esa hora, con anotación, eso sí, de los logros y el plan de mejoramiento.
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
No se diga ya si se trataba de investigar, porque entonces por cada página de un artículo científico se le iban dos de trámite burocrático, en las que debía emplear un lenguaje aún más intragable. Hoy me toca consolarme con pensar que mi amigo es un poco neurótico, porque a nadie con salud mental se le ocurre llevar semejantes cuentas, pero tengo que admitir que cada vez pierdo más tiempo (sí, es una pérdida), llenando formularios, encuestas, currículos e informes en los que me piden siempre la misma información que la universidad ya tiene, eso sí en formatos distintos cada vez, pero siempre con la previsión de que se trata de una tarea trascendental y que nadie más que yo puede adelantarla. Además, me ha tocado enfrentar la hostilidad insolente de las plataformas informáticas que emplea el Externado para cosas tan sencillas como anotar la asistencia o las calificaciones de los estudiantes, o para sugerir en un aula virtual una lectura o un ejercicio para una clase. ¡Debe ser una venganza más de este fatídico año 2020, por haberme burlado de los colegas!
Pero hablando en serio, ¿En qué momento las universidades, incluida el Externado, se dejaron embaucar en esta maraña? ¿De cuándo acá se le da tanta importancia a esas parrafadas insulsas que hay que anotar en el programa de cada asignatura bajo las rúbricas de “objetivos generales”, “objetivos específicos”, “objetivos de enseñanza” (¡aunque no lo crean, son tres cosas muy distintas!), “estrategias didácticas”, “competencias”, “resultados del aprendizaje”, “valor agregado” y cosas por el estilo? ¿En qué momento el sistema educativo se diluyó en unos informes larguísimos que tienen que presentar las universidades para obtener sus licencias de funcionamiento, en los que no puede haber ningún párrafo redactado con claridad sino una jerga incomprensible que pretende presentar como novedosos los lugares comunes de cualquier centro de enseñanza?
A mi modo de ver las cosas, eso se llama deshumanización de la pedagogía y burocratización de las universidades. Probablemente no se pueda hacer mucho en estos tiempos para evitar las horas perdidas de informes rutinarios, pero al menos hay que denunciar que ese desgaste es inútil y que así no se mejora la calidad de la educación superior.
He sufrido una atroz persecución política orquestada por una poderosa familia cuya intemperancia la ha convertido en odiosa militante de las causas violentas e injustas, de la injuria y la calumnia, a las que se han sumado el actual gobierno y el Fiscal General de la Nación.
He sufrido una atroz persecución política orquestada por una poderosa familia cuya intemperancia la ha convertido en odiosa militante de las causas violentas e injustas, de la injuria y la calumnia, a las que se han sumado el actual gobierno y el Fiscal General de la Nación.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
La historia del Externado no se ha tejido gracias al esfuerzo de una sola persona, tampoco de una única familia. La universidad de hoy es hija del trabajo de quienes nos precedieron y del propio que muchos hemos entregado por varios años. A pesar de ese esfuerzo colectivo, por lo general un externadista promedio no sabe lo que representaron para el país la vida y obra del primer rector Don Nicolás Pinzón Warlosten y del restaurador del Externado Doctor Diego Mendoza Pérez. Salvo dos estatuas en honor de estos prohombres, ambos hacen parte de un pasado que jamás se consulta, porque los tiempos que corren no están hechos para rememorar la valentía y arrojo de estos verdaderos padres fundadores del Externado.
De Don Nicolás Pinzón, primer rector, todavía se discute si fue o no envenenado, rumor que circuló en su momento, el más duro de la regeneración conservadora, cuando el Externado y sus autoridades no disfrutaban ni se arrodillaban al poder ni andaban engolosinados con los negocios. Pero la figura que suscita hoy mi interés es el doctor Diego Mendoza Pérez, quien reabrió el Externado y fue su rector de 1918 hasta su muerte en 1933, año desde el que la familia Hinestrosa gobierna la universidad, inclusive los 9 años perdidos de su albacea Juan Carlos Henao.
Me detengo especialmente en el nombre cimero del doctor Diego Mendoza Pérez, porque fue objeto de persecución política cuando en plena dictadura de Rafael Reyes, este con su ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Cortés, pretendieron apropiarse del faro de Colón, hecho que denunciado por Mendoza en carta del 2 de julio de 1906 le significó que el gobierno lo acusara del delito de traición a la patria y ordenara su detención. Mendoza era Ministro Plenipotenciario en Estados Unidos a donde había sido enviado con la idea de negociar con ese país la deuda derivada de la pérdida de Panamá, pero se tropezó con este episodio de indelicadeza mayúscula que divulgó en esa memorable carta, y el gobierno conservador en un acto arbitrario, sin haber oído ni vencido en juicio a Mendoza Pérez, lo condenó por el delito de traición a la patria. Ese atropello implicó que quien después sería el reanudador del Externado y su tercer rector -el segundo fue el expresidente Santiago Pérez Manosalva entre 1892 y 1893- tuviera que exiliarse por cinco años, primero en Estados Unidos y luego en España, hasta que caída la dictadura de Reyes vino otro gobierno que, ante la presión de la opinión pública, tuvo que rehabilitar a Mendoza Pérez y restablecerle el honor ultrajado.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Regresado del exilio Mendoza Pérez fue representante a la Cámara y más tarde rector del Externado desde 1918 hasta 1933, cuando se produjo su muerte. Fue un perseguido político, condenado sin haberle permitido ser oído y vencido en juicio, y se libró de purgar prisión porque cuando se produjo su condena estaba en Estados Unidos donde se desempeñaba como ministro de la delegación colombiana y pudo acogerse al exilio.
La dignidad y el decoro de Mendoza no se alimentó de tribunales arbitrales ni de asesorías a ningún gobierno, menos de la calculada propaganda oficialista, sino de un detalle que hizo historia y que es importante recordar. En efecto, los jefes Liberales Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera consiguieron que en el congreso se aprobara un indulto para Mendoza, quien no lo aceptó por una razón tan poderosa como enhiesta. Dijo con la fuerza de su carácter que no podía aceptar ese indulto, porque de hacerlo ello implicaba reconocer la falta que jamás había cometido, y prefirió seguir padeciendo las penalidades propias del destierro al que se vio sometido por cinco largos años con su esposa.
Ese fue el tercer rector del Externado, quien llegó a dirigir la universidad a la que le entregó el resto de su existencia. Llegó a esa dignidad ungido por el prestigio que solo son capaces de construir los guerreros que han de enfrentar la persecución política con las armas del decoro y la resistencia. Cuando Mendoza regresó al país y fue recibido en Puerto Colombia con alborozo nacional y años más tarde se posesionó como rector del Externado, dejó escrita una página imborrable que, en lo personal, siempre me resulta ejemplificante.
Y aquí pido licencia no para compararme con don Diego Mendoza Pérez -porque eso sería hacer el ridículo- sino para señalar que igual que al noble maestro también he sufrido una atroz persecución política orquestada por una poderosa familia cuya intemperancia la ha convertido en odiosa militante de las causas violentas e injustas, de la injuria y la calumnia, a las que se han sumado el actual gobierno y el Fiscal General de la Nación, y por esa razón comprendo cabalmente su tragedia, porque no hay una superior a la de tener que padecer la vejación y el odio oficiales. El Externado de los inicios del siglo pasado acogió, como tenía que hacerlo a Mendoza, luego de ese duro periplo de padecer persecución. Eran otros tiempos y otros hombres y mujeres, que entonces no se solazaban con comentarios ruines y canallas contra el perseguido ni aplaudían la ´persecución oficial, sino que abrieron las puertas de la universidad a quien le había dado al país prueba de su templanza, para que su prestigio personal se pusiera a su servicio hasta el día en que murió siendo rector y luego de que sus contemporáneos y los externadistas lo redimieran de la infamia de convertirlo en delincuente, con la que el dictador Reyes marchó para siempre su nombre en la historia.
Diego Mendoza Pérez, sobrino de los radicales Santiago y Felipe Pérez, debería ser recordado en los pasillos y salones del Externado como ejemplo de pulcritud y reciedumbre ante la adversidad derivada del arrojo de enfrentarse a un gobierno totalitario y perseguidor. Si los dirigentes de hoy no conocen o han olvidado el valor de enfrentar la persecución política, al extremo de entusiasmarse con la funesta noticia de que uno de los suyos está siendo perseguido arbitrariamente -como en mi caso ha ocurrido con los inquilinos del nefasto quinto piso del Externado-, por lo menos hay que volver los ojos a la historia de Don Diego Mendoza Pérez, para que el mezquino polvo del olvido no sepulte el valor del que carecen esos pregoneros del odio y de la mediocridad que han llevado el Externado al dudoso sitio donde hoy se encuentra.
El secretismo sobre la situación financiera de la Universidad Externado de Colombia solo genera dudas y fomenta la especulación y la desconfianza.
Por: Jorge Fernando Perdomo.
Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Desde el comienzo de nuestros intentos por democratizar e institucionalizar la Universidad Externado de Colombia hemos venido haciendo en EL RADICAL referencia a la necesidad de que la situación financiera de la universidad sea clara, transparente y sobre todo que se conozca sin ningún misterio. Ha sido, sin embargo, la misma administración la que ha venido poniendo palos en la rueda, incluso a los mismos miembros del consejo directivo, quienes han tenido incluso que pedirlas insistentemente en muchas ocasiones.
Por ejemplo, conozco que por lo menos dos de los miembros del anterior consejo manifestaron su inconformidad con la forma en que las cuentas eran presentadas (dos diapositivas con resúmenes de estados financieros simplificados y ya) y solicitaron ver más, soportes, detalles de los egresos, etc., ante lo cual y después de varias negativas les “concedieron” tres horas para que revisaran una cantidad enorme de cajas en una mesa en el quinto piso del bloque A, advirtiéndoles que no podían llevárselas a la casa o sacar fotocopias.
De ese poco tiempo salieron algunos detalles, como que, por ejemplo, existen unos pocos profesores que tienen salarios muy superiores a los de los demás, entre otras perlas. Si eso les sucedió a miembros del consejo que tienen el derecho a conocerlas, es más, frente a quienes la administración tiene el deber funcional de exhibir, imagínense lo que se nos ha dicho cuando hemos preguntado expresamente por ellas.
Jorge Fernando Perdomo, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
La pregunta que entonces surge necesariamente es ¿por qué tanto secretismo o misterio con las cuentas? Sabiéndose como se sabe, que la universidad tiene un enorme patrimonio de respaldo representado en acciones en un importante grupo económico colombiano, producto de la genial labor visionaria del maestro Fernando Hinestrosa, no me parece impertinente indagar sobre ello, sobre todo teniendo en cuenta que la institución es una fundación de todos, si así como lo oyen, de todos y no de una familia, aunque en empresas del mencionado grupo aparezcan como directivos miembros de la familia Hinestrosa y entonces se pudiera llegar a pensar otra cosa.
Es bien sabido, además, que el Externado contrata y contrata bienes y servicios, seguramente todos muy necesarios como softwares que, intuimos, funcionan perfectamente (avante, perdón, avanti con la tecnología); construye y construye modernos e imponentes edificios con mucho mármol (sobre todo en los baños), que emergen de los majestuosos cerros bogotanos, ah y que terminan costando más de lo inicialmente planeado, quizás por el cambio abrupto de constructora; que adquiere y adquiere bienes inmuebles, en principio, para uso universitario aunque no se sepa muy bien a nombre de quien están, si de una empresa, de una fiducia, de un fondo o dentro de un modelo de administración especial, pues eso tampoco se informa.
En tiempos del maestro Fernando Hinestrosa, igualmente se nos ha contado, la universidad tenía unas reservas, un superávit anual promedio de 10.000 millones de pesos, el cual se habría ido aumentando rápidamente hasta llegar a diez veces ese valor. Al empezar la “gestión” del rector Henao, se habría dispuesto de esas reservas o de parte de ellas, seguramente con muy buenas intenciones, incluso se habría dicho que para donarle un parque al distrito o algo parecido, para hacer una sede deportiva nueva, un gimnasio, una sede de egresados en la calle 94 y otras cositas más, todas perfectamente comprobables hoy, suponemos. En todo caso, y esto es lo importante en materia financiera, las reservas hoy, al parecer, ya no existen, pues salieron del patrimonio de la universidad.
Otro tanto se nos informa de un déficit operacional anual, por ejemplo, en 2018 de aproximadamente 30.000 millones de pesos y que al parecer ha venido aumentando (o empeorando) en los últimos dos años. La explicación que la administración de la universidad habría dado sería que algunos becarios en el exterior llegaron de nuevo al país y que entonces ha tenido que pagar salarios que no estaban programados. Estoy seguro, esa es la única y real razón del déficit y además me alegro y halago que la universidad se porte tan bien con los nuevos colegas; en todo caso una pregunta me surge: ¿es que no se había contado con que ellos iban llegar, no estaba eso planeado? Pero dejemos ahí, no sigamos tan indiscretos e impertinentes.
Tarea titánica en materia financiera tienen los nuevos miembros del consejo directivo. Espero que ellos sí puedan preguntar e indagar, que a ellos se les muestre la realidad financiera de la universidad y que puedan contribuir a resolver los problemas que, al parecer, dejará la administración actual del Externado.
Adenda. Es posible que algunos de los comentarios o cifras dados en esta columna sean imprecisos. Desafortunadamente no se ha tenido acceso de primera mano a ellos y cuando hemos consultado con nuestras fuentes o con exmiembros del consejo directivo, ellos tampoco tienen conocimiento. Además, cuando buscamos por internet las universidades que han publicado sus estados financieros, aparecen las universidades Nacional, de los Andes y Javeriana entre otras; obviamente el Externado no aparece.
Hay varios nombres con merecimientos, conocimientos y bríos para reemplazar al rector. Por eso no se puede hacer eco de las propuestas que apuntan a una elección secreta o a manipulables encuestas, en las que Henao puede meter un “gallo tapao”.
Hay varios nombres con merecimientos, conocimientos y bríos para reemplazar al rector. Por eso no se puede hacer eco de las propuestas que apuntan a una elección secreta o a manipulables encuestas, en las que Henao puede meter un “gallo tapao”.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Instalado el renovado consejo directivo, la comunidad externadista tiene sus ojos puestos en la elección del sucesor de Juan Carlos Henao, que debe concretarse en el arranque del 2021. Aunque en los mentideros se sostiene que cualquiera lo haría mejor que el “bacán” que administró la heredad pensando solo en obtener ventajas para él y su círculo íntimo, no hay que olvidar esa máxima que señala que cualquier situación complicada es susceptible de empeorar. De modo que desde ya la comunidad entera y, sobre todo, los electores de los nuevos consejeros, deben demandar de ellos claridad, apertura, debate y criterios para la elección. No podemos volver a lamentarnos por cuenta de la “culpa in eligendo”.
Y es que ya se oyen voces de algunos que se consideran con los méritos para suceder a Henao –acaso con su patrocinio–, pretendiendo ser ungidos luego de un cónclave, como si no estuviéramos en el Extrernado liberal sino en el estado vaticano. ¡Faltaba más! Quien pretenda ser rector debe hacer saber a la comunidad toda y a quienes la representan, cuál es su proyecto de universidad, sus objetivos a corto y mediano plazo, pero sobre todo, fijar postura sobre los temas que han dividido a la comunidad, en especial señalar si está dispuesto a “deshinestrosizar” los cuadros directivos, a elegir decanos por méritos y en procesos democráticos, así como permitir el escrutinio de sus ejecutorias como profesional y miembro de la sociedad. De lo contrario, los lobos con piel de oveja van a tener su espacio servido.
Tengo fe y confianza en que los consejeros de la lista independiente de Erik Tremolada y los representantes de los estudiantes no serán inferiores a esta responsabilidad histórica. Son ellos los llamados a encender la luz que nos saque de las tinieblas para que el discurso de pluralismo y democracia que se predica en los salones de nuestro Externado, se practique de nuevo. Del consejero Jaime Duarte espero poco. Por el desayuno se sabe cómo será el almuerzo.
Juan Pablo Estrada, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
En mi columna anterior hice mención al nombre de la profesora Emilsen González de Cancino, cuyo nombre vine ambientando un grupo de profesores más por conveniencia que por convicción. Tiene todos los merecimientos para aspirar, así algunos con la cabeza caliente pretendan imponerle vetos por cuenta de lo que piensa, dice y hace su hijo Iván, litigante fogoso con quien poco coincido en sus posturas políticas e ideológicas. Tal proceder no solo es injusto sino contrario al talante externadista. Sugerir siquiera que las preferencias y simpatías políticas de su hijo condicionan el proceder siempre recto y justo de la profesora Emilsen, es más que un disparate. Otra cosa es ella deba hacernos saber si aspira o no a ser rectora, o si se trata de lanzamientos inconsultos a los que no le jala. En todo caso, todos los aspirantes deberán pronunciarse sobre los temas sensibles de la universidad si quieren suceder a Henao.
También ha hecho saber su interés en participar de la contienda el ex ministro Andrés González, que no la tiene fácil por cuenta de su cercana relación con los Hinestrosa que hoy, quien lo creyera, es un pesado lastre. Algunos sostienen que el nombre del ex fiscal, ex ministro y externadista de quilates, Alfonso Gómez M, entraría al sonajero. Amanecerá y veremos.
Al lado de estos nombres -todos de primera línea-, si es que deciden aspirar, qué bueno sería ver en el partidor a Ramiro Bejarano G, externadista de predica y obra, quien sin duda guiaría la universidad con carácter, decencia y dedicación como conclusión de su brillante y respetada trayectoria académica; o a Hernando Parra N, conocedor como pocos de nuestra universidad, representante de una generación de externadistas que reclama con razón su espacio, quien ya demostró que no hace genuflexiones a quienes no las merecen.
De manera que por fortuna hay varios nombres para candidatos. Con merecimientos, conocimientos y bríos. Por eso señores consejeros no hay que hacer eco de las propuestas que apuntan a una elección secreta o a manipulables encuestas, en las que Henao puede meter un “gallo tapao” ¡Queremos oír a los candidatos! Al cuadrúpedo no le pasan el bisturí dos veces.
Posdata: Nunca es tarde para reconocer a quienes desde distintos frentes denunciaron las tropelías de Henao y sus consejeros de bolsillo, así no siempre haya compartido las formas. Hoy, cuando la esperanza de cambio existe, debo mencionar a Juan Simón Vásquez, representante de los estudiantes que fue una verdadera piedra en el zapato para Henao y M. Hinestrosa. Su voz se hizo sentir y desde EL RADICAL hizo denuncias serias, algunas de las cuales siguen sin respuesta. El profesor Jorge Perdomo, quien a pesar del ostracismo al que han querido condenarlo, no se amilanó y sentó con firmeza sus posiciones en las redes y en este medio de comunicación como colaborador ocasional. Y también Eduardo Montealegre, que renunció a su condición de profesor, pero no a la de externadista y reclamó por la democratización del Externado desde distintos frentes.
Asuntos financieros, para definir unas metas presupuestales sensatas el siguiente año; nuevos y más flexibles planes de financiación y refinanciación para los estudiantes; y el retorno progresivo a la presencialidad, son, entre otras, los asuntos más importantes que se deben resolver en el Externado.
Retos inmediatos para el renovado consejo directivo
Asuntos financieros, para definir unas metas presupuestales sensatas el siguiente año; nuevos y más flexibles planes de financiación y refinanciación para los estudiantes; y el retorno progresivo a la presencialidad, son, entre otras, los asuntos más importantes que se deben resolver en el Externado.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Para los nuevos miembros de nuestro consejo directivo son muchas las tareas que le impone la situación actual de la universidad y del mundo en general. La situación financiera, el retorno gradual a la presencialidad y los ajustes de los planes de estudios para hacerlos compatibles con los nuevos instrumentos de docencia provistos por la tecnología, hacen parte de la extensa agenda de su trabajo.
La temática financiera resulta preponderante, no solo porque será necesario estructurar unas metas presupuestales sensatas para el año 2021, de cara a la incertidumbre sobre el número que alcanzarán los matriculados el año entrante, sino ante todo porque se hace necesario mitigar el grave déficit que viene arrojando la operación de la universidad desde hace varios semestres, que se ha venido cubriendo con ingresos extraordinarios, producto de inversiones accionarias, cuyos rendimientos empezaran a escasear habida cuenta de los efectos de la pandemia en todos los sectores de la economía. Los análisis sobre esta materia deben extenderse también a nuevos y más flexibles planes de financiación para los estudiantes, y de paso también a los de refinanciación, especialmente para aquellos alumnos que registren deudas pendientes por períodos ya cursados, de manera que puedan reincorporarse de nuevo a la actividad académica.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
De otro lado, se impone considerar lo relativo al retorno progresivo a la presencialidad, todo lo cual exige un programa que se amolde al comportamiento del virus en nuestro medio, y para lo cual la universidad ya cuenta con un protocolo de bioseguridad que parece bien sustentado, sobre el cual podrá admitir aquellos estudiantes que decidan voluntariamente regresar a la sede durante el primer semestre de 2021. Sin embargo, resulta deseable que nuestros directivos tomen en cuenta la experiencia de universidades de otras latitudes, muchas de las cuales han invitado a los profesores a retornar a las aulas, para impartir desde allí la clase virtual mediante un sistema de pantalla universal que conecta a todos los estudiantes, presenciales y no presenciales, con posibilidad de intervenciones y debates en tiempo real. Otras instituciones han dispuesto un método combinado con asistencia alterna de grupo de alumnos, según el aforo permitido para cada aula, y finalmente no pocos centros académicos han optado por promover encuentros presenciales, sólo para adelantar prácticas y discusiones grupales con el profesor, pero en espacios abiertos y preferiblemente al aire libre, dentro de los mismos campus, de tal suerte que se empiece a recuperar así el arraigo físico del estudiante a su casa de estudios.
Finalmente, se hace necesario también reformular algunos planes de estudio en las diversas facultades, con miras a determinar aquellas asignaturas que pueden ser asumidas por los estudiantes mediante metodologías no presenciales, de manera que se privilegie aquellas donde la presencialidad resulte verdaderamente relevante. Este propósito puede conducir a una modificación de la infraestructura de la universidad, para disponer en el futuro de menos espacios físicos dedicados a impartir la cátedra magistral, y de más espacios de encuentro para conversación, discusión y trabajo académico, probablemente en grupos menos numerosos respecto de aquellos a los que tradicionalmente estábamos acostumbrados en el Externado.
La presencialidad regresará, pero la virtualidad no se irá, y por tanto nos corresponde a todos asumir el compromiso de adaptarnos, innovar y evolucionar. Es momento de recordar a Bronosky por su frase en la gran obra, El Ascenso del Hombre, “Las grandes evoluciones de la humanidad se han dado a partir de las rupturas epistemológicas con el pasado”.
El nuevo consejo directivo, dentro de los varios, tiene el encargo de institucionalizar a la universidad bajo los principios de la transparencia y la democracia. Su éxito depende de la independencia y responsabilidad con que asuma el encargo.
El nuevo consejo directivo, dentro de los varios, tiene el encargo de institucionalizar a la universidad bajo los principios de la transparencia y la democracia. Su éxito depende de la independencia y responsabilidad con que asuma el encargo.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
El no haber tenido un proyecto de universidad, sino la entrega del poder administrativo, académico y patrimonial de la misma a personas sin formación para atender cualquiera de esos frentes, la ha sumido en una profunda crisis que se nota en todos los órdenes, dando lugar a su vez a una crisis de confianza y de credibilidad por parte de la comunidad externadista, en la que se vive una desarticulada y silenciosa división. Situación agravada por la falta de liderazgo, de un propósito común y de un verdadero paradigma. En lugar de cambiar el manejo personalizado de la administración anterior, no obstante, los buenos resultados, lo que se hizo fue desarticularlo sin el más mínimo cuidado y en su lugar se fue creando un escenario de amigos que justificaran el proceder y de no amigos para responsabilizarlos de la crisis que ya empezaba, adornado todo con deshilvanados discursos sobre la democracia y la transparencia.
En medio de esa situación se logró la renovación profesoral en el consejo directivo, de cuyos elegidos se espera todo ya que ésta es una histórica oportunidad en donde se debe definir si lo que debe prevalecer es el interés de un grupo sin título alguno o el de la institución Fundación Universidad Externado de Colombia, la que por su propia naturaleza no tiene propietarios sino beneficiarios, y éstos son sus estudiantes. Por eso señores directivos: su compromiso es con la institución no con las personas y por ello mismo con o sin reformas estatutarias, no pueden colaborar con el continuismo personalizado, con la desinformación imperante, la falta de transparencia y de democracia.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Se esperaba que con el cambio de representación profesoral el manejo se modificaría, pero no; fue todo lo contrario: no dan a conocer el proyecto de acta de la última reunión del consejo anterior, para su discusión y aprobación, quitándole así legitimidad a decisiones anteriores. Se quiere desconocer el histórico derecho de los suplentes de los estudiantes a asistir a las reuniones, cuyo aporte ha sido ejemplar. Le entregan a los nuevos, parte del resultado de la frustrada auditoría, afirmando que no se pudo más por fallas en el cuestionario planteado, sin informarles que ellos conocían de antemano de tales falencias que les fueron comunicadas oportunamente por los auditores. Tampoco les manifestaron que no habían tenido la diligencia en solicitarle al consejo directivo el cambio del cuestionario y así haber logrado el resultado esperado. De todas maneras, lo que se encontró quisieron ocultarlo y en ese momento, el rector manifestó que asumía su responsabilidad respecto de dos hallazgos reportados y que si se quería una nueva auditoría estaría de acuerdo. Dicha auditoria se solicitó posteriormente en varias oportunidades sin éxito. Inclusive, en la última reunión del anterior consejo se presentó la solicitud, de la que aun esperamos el acta. La auditoría solicitada no requiere aprobación del consejo y menos del rector, ya que ellos harían parte de los auditados.
Con el ánimo de construir debe facilitarse la comunicación entre los antiguos y los nuevos miembros del consejo directivo, pero no se ha facilitado ni siquiera un encuentro de manera protocolaria, siendo que es deber de los antiguos hacer entrega de su gestión con la información requerida. Con varios de ellos ni siquiera nos conocemos personalmente. Ya se está en los preparativos para la elección del nuevo rector, lo que exige mayor transparencia, por lo que le pedimos al nuevo consejo directivo acertar en su designación. Que sea una respetable personalidad, que no solamente sea un reconocido académico, que conozca la universidad integralmente; sino que con su comportamiento pasado y presente sea un buen ejemplo para nuestra juventud. La crisis es de tal magnitud que este cambio de rector se da en una coyuntura histórica para recuperar la grandeza institucional propósito común, uniendo a la comunidad externadista liderada por el consejo directivo. Razón por la que esperamos que toda iniciativa deba ser divulgada y consensuada. No se pueden dejar llevar por el anuncio de grandes reformas. Lo que no se quiso hacer en más de ocho años, no se puede conseguir en menos de seis meses. Debemos responderle a la Institución y a las futuras generaciones.
Cuando hablo de Henao, me refiero al doctor Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado desde 2012. Estudiante adelantado, que siendo muy joven se graduó como abogado para luego especializarse y doctorarse en derecho público en Francia.
Cuando hablo de Henao, me refiero al doctor Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado desde 2012. Estudiante adelantado, que siendo muy joven se graduó como abogado para luego especializarse y doctorarse en derecho público en Francia.
Por: Felipe Zuleta.
Egresado de la Universidad Externado de Colombia.
Cuando hablo de Henao, me refiero al doctor Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado de Colombia desde el 2012. Estudiante adelantado siendo muy joven se graduó como abogado de esa universidad para luego especializarse y doctorarse en derecho público en Francia. Henao fue destacado magistrado y presidente de la corte constitucional.
No voy a escribir hoy sobre su desempeño como rector de la universidad, pues es claro que la institución está resolviendo sus conflictos de manera democrática, como debe ser.
Quiero referirme a la entrevista que el profesor Henao le concedió esta semana a Juan Roberto Vargas, director de Noticias Caracol, sobre la propuesta del exsenador Uribe y sus congresistas de acabar con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Felipe Zuleta, egrasado de la Universidad Externado de Colombia.
La entrevista, con las acertadas preguntas de Juan Roberto, (a quien criticaron los uribistas), le permitió al doctor Henao la posibilidad de dar con sus respuestas una clase de derecho constitucional colombiano. Recordemos que Henao fue uno de los arquitectos de la JEP, luego tiene perfectamente claro lo que significa esta jurisdicción para el país.
No dudó el rector en calificar como una locura la idea de acabar con la JEP. Explicó claramente las consecuencias que esto tendría para el país. Hizo críticas a través de preguntas, como lo hace un buen profesor. ¿Qué se hace con los guerrilleros desmovilizados? ¿Cómo podría el país pasarse por la faja las sentencias de la corte constitucional que avalaron la aprobación del acuerdo de paz a pesar de que por un pequeño margen ganó el NO en el plebiscito? ¿Qué hacer con la reparación de las víctimas? ¿Le devolvemos las armas a los desmovilizados?
Sostuvo además el profesor Henao que hay muchas personas que nunca quisieron entender que los que llegan a la JEP deben hacerlo contando la verdad de los crímenes que cometieron. De no hacerlo quedan expuestos a las condenas de la justicia ordinaria. Recordó, entre otras afirmaciones, un principio que los uribistas no quieren entender. “La democracia se hace en disenso, no en consenso”
Uribe y sus congresistas no se han tomado el trabajo de pensar en las respuestas a esas preguntas y en las afirmaciones del profesor Henao porque quieren seguir incitando a la polarización del país. Pero más que eso lo que quieren es hacerse una constitución a su medida, pues como lo he dicho en el pasado, a los uribistas solo les gusta el estado de derecho cuando garantiza sus derechos, así se atropellen los de los demás. ¡Insensatos e irresponsables!
Es preocupante y grave que el proceso de paz siga siendo tema de disputas políticas, cuando es claro que Colombia es mucho mejor con los exguerrilleros haciendo política. Este proceso, construido con paciencia y filigrana por el expresidente Santos fue ejemplo en el mundo y debe respetarse pues es un compromiso de estado. A este paso Uribe y su gente van a acabar con nuestra ya ajada democracia y manoseada constitución.
Los resultados de las elecciones del pasado 30 de septiembre pueden significar mucho más que la simple renovación de unos escaños en el consejo directivo de la Universidad Externado.
Los resultados de las elecciones del pasado 30 de septiembre pueden significar mucho más que la simple renovación de unos escaños en el consejo directivo de la Universidad Externado.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
De mi vida en el Externado recuerdo ya varios momentos con una importante carga simbólica que han sellado el carácter de la institución. No soy, por supuesto, de la generación que le plantó cara al dictador Núñez y fundó en un salón alquilado una escuela de Derecho en las narices del palacio de gobierno, de modo que los profesores que el régimen había echado de la Universidad Nacional pudieran continuar con su servicio docente. Tampoco de aquella que con el profesor Restrepo Piedrahita a la cabeza se tomó la sede de la Radiodifusora Nacional el 9 de abril de 1948, ni de la que desentejó la vieja sede de la Universidad el 27 de mayo de 1969, para protestar contra la presencia en Colombia del vicepresidente de los Estados Unidos, mister Nelson Rockefeler, y que dio lugar a la fundación de un movimiento estudiantil con esa fecha, que evocaba lo ocurrido exactamente un año antes en París.
Pero sí alcancé a vivir como estudiante algunas huelgas universitarias de los años 80 del siglo pasado (“asamblea permanente” era el término que utilizábamos) en las que se reivindicaba desde la rebaja del precio de las matrículas hasta el cambio de los profesores “paquete” que medraban por ahí, y también soy de esos estudiantes a los que de un momento a otro nos tocó asistir, en el día más aciago de la Univerisdad, al funeral de nuestros maestros asesinados en el palacio de justicia.
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Aún hoy se me quiebra la voz cuando tengo que hablar de esa ceremonia fatal y lúgubre que tuvo lugar en auditorio del bloque “D” de nuestra sede, entonces el más grande que teníamos, y el mismo en el que cuatro años después, ya como novel profesor, estuve en los debates ardientes y fervorosos que condujeron al movimiento de la “séptima papeleta” que dio inicio a la Constitución que hoy nos rige. Estuve también en la asamblea general súbita que convocó en abril de 2012 el profesor Ramiro Bejarano para protestar contra la inminente elección de un nuevo rector sin suficiente consulta a la comunidad universitaria, asamblea que fue también un grito de protesta contra algunos de los candidatos a ese cargo.
En todos esos momentos, más allá del episodio, estuvo presente ese Externado “de base”, rebelde y activo, que no se extingue y que ha superado las adversidades que tantas veces hemos tenido que enfrentar.
Lo del pasado miércoles 30 de septiembre podría parecer muy distinto, porque fue una votación aparentemente muy aséptica, programada, on line, y con cada quien desde su casa. Sin embargo, tuvo esa misma carga simbólica y por tanto vuelve a marcar el destino del Externado.
A pesar del cierre del campus por la pandemia y de todos los obstáculos que los organizadores le pusieron al evento electoral, una abrumadora mayoría de profesores le dio la espalda a la forma como se ha gobernado la Universidad en los años recientes y votó por un cambio de época en nuestra institución. Mi teléfono atiborrado de llamadas remplazó, en la medida en que eso es posible, a esa multitud ruidosa de gentes del Externado que se habrían abrazado, muy ilusionadas, de solo pensar en los cambios que se perfilan a partir de ese resultado electoral.
Creo que los principales cambios que pueden venir para nuestra Universidad, y que los consejeros elegidos no se pueden dar el lujo de desperdiciar, pueden sintetizarse así:
Institucionalización. Es imperiosa una reforma estructural del Externado, para despersonalizar el gobierno de la Universidad y darle la fisonomía institucional que le permita persistir, no ya gracias al liderazgo de un gran prohombre, sino a la combinación de muchas inteligencias que trabajan por una causa común. Nuestra Universidad va a dejar de ser identificada con una persona o una familia, va a ser menos autoritaria en su funcionamiento, más democrática y transparente, y sus estudiantes y profesores serán más altivos y deliberantes. Ojalá todo eso se vea reflejado en un muy pronto cambio de los estatutos y los reglamentos.
Giro. El centro de mando de la Universidad se va a desplazar de la rectoría al consejo directivo. Hasta ahora hemos tenido rectores muy poderosos dentro de la Universidad, tremendamente buenos o tremendamente malos, acompañados de consejos directivos prácticamente inanes, que apenas refrendaban los actos rectorales. Todo indica que esa época llegó a su fin. Las personas elegidas la semana pasada gozan de amplia legitimidad, tienen importantes ideas sobre la transformación de la Universidad y son, en su mayoría, de esos externadistas de base que no creen en cuentos de sangre azul ni le deben vasallaje a nadie. El inminente relevo en la rectoría seguramente dará cuenta de ese giro.
Modernización. Aunque nos duela reconocerlo, el Externado hace rato huele a naftalina. Los sistemas de enseñanza que utilizamos están revaluados hace lustros, la rigidez de los planes de estudio ya no se considera virtuosa y la brecha entre los principios de la Universidad y sus prácticas administrativas es cada vez mayor. Todo eso lo han padecido los nuevos miembros del consejo directivo, así que muchos esperamos, fundadamente, que abran las ventanas del alma mater para que demos un salto de modernización que nos vuelva a identificar con nuestro modo de ser.
Racionalidad. Si algo quedó claro en las pasadas elecciones es que el obstruccionismo para impedir los debates y la apelación a la descalificación, la mentira y el insulto a los contradictores, NO logró persuadir a la mayoría de profesores sobre cómo se construye y mantiene una Universidad respetable y decente, y menos aún a los estudiantes, cuyo espíritu crítico ha sido nutricio siempre para la Universidad. Cuando quienes hoy se refugian en la maledicencia se animen a debatir con la razón, se reencontrarán con el Externado deliberante y riguroso, pero fraternal, que no lograron destruir.
El rector se equivocó si pensó que su oposición en el Externado solo era de “cuatro gatos”. Las elecciones confirmaron que nos multiplicamos, que el inconformismo venció al miedo y que nos convertimos en 457 votos libres que no le caminaron al Dr. Henao.
El rector se equivocó si pensó que su oposición en el Externado solo era de “cuatro gatos”. Las elecciones confirmaron que nos multiplicamos, que el inconformismo venció al miedo y que nos convertimos en 457 votos libres que no le caminaron al Dr. Henao.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
No olvido ese día de junio del año pasado. El Dr. Henao irrumpió en la clase de posgrado que dictaba en Bucaramanga en un salón del antiguo Hotel Bucarica. Hablamos frente a frente de la oposición que estábamos ejerciendo desde EL RADICAL, así como de la situación de nuestro Externado. Me insistió con sus argumentos livianos en que todo estaba bien. Que estábamos “exagerando la nota”. Que eran “rabias personales” sin fundamento. Cuando se retiraba le dije con sinceridad que no se equivocara, que había mucho inconforme con su manejo de la Universidad. Su respuesta, expresada con ironía y soberbia inocultables fue: “son cuatro gatos”, en clara alusión a los profesores -cinco en realidad- que, contra viento y marea, soportando el estigma de querer dividir la universidad, padeciendo infundios, calumnias, enemistades y persecución estábamos decididos a demostrar que el rumbo estaba extraviado.
El pasado 30 de septiembre, luego de veintidós años hubo elecciones. Tendrían que haber estado mejor organizadas y haber sido presenciales. Pero los asesores del quinto piso pensaron que era su mejor escenario. Salían con dos listas milimétricamente confeccionadas. Cinco puestos del consejo directivo eran su objetivo y sus cuentas alegres. “Iban a barrer” decían, y muchos pensamos que así podía ser. Los decanos estaban al frente del operativo. Pero los “cuatro gatos” se multiplicaron. El inconformismo venció al miedo y se volvieron 457 votos libres que no le caminaron al rector. El 67% del depurado censo electoral.
Juan Pablo Estrada, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Sí, a pesar de que ahora anden repitiendo que no tenían listas, que López Roca armó solito la suya; que Alejandro Beltrán se postuló por cuenta de alguna revelación; que Barbosa jamás habló con Bernal y que nada perdieron porque por nada iban, los hechos son tozudos: el oficialismo perdió. En la derrota se terminó de conocer a Juan Carlos Henao. Pantallero por excelencia esta vez se limitó a felicitaciones privadas y a activar su “free press” soportada en la pauta pagada de la Universidad para que en medios digan que no se va y no lo tumbaron, como si ese hubiera sido alguna vez el objetivo. Le faltó gallardía. Desperdició la oportunidad de llamar a la unidad y de recordar que el Externado es de todos: plural y democrático.
¡Ganó el talante Externadista! Ganaron Erik Tremolada, Diego Aponte y Marie Eve cuyo programa coincidía (y bastante) con nuestra visión de lo que debe ser el Externado. Y Jaime Duarte que tampoco estaba con Henao. Y ganaron también Alejandro Beltrán y López Roca, porque el Externado es de todos y cabemos todos. Para ellos mis felicitaciones, con la esperanza de que las nuevas mayorías recuperen el rumbo perdido y lleven a la rectoría a un Externadista de quilates, que por fortuna los hay. Que lideren el proceso de democratización y le den transparencia al manejo de las finanzas; que manden a la junta del Grupo Bolívar un representante que esté en capacidad de velar con solvencia por tamaña inversión. Que le den estabilidad a los docentes y trabajadores. Que logren que las decanaturas y departamentos dejen de ser feudos inexpugnables. Que actualicen el pensum. Que pongan filtro al ingreso a los posgrados. En fin, tantos pendientes del Dr. Henao.
Y aunque no tuvimos lista, ni candidatos, ganó EL RADICAL. Ni siquiera nuestros malquerientes pueden negar que fuimos la voz de muchos y por cuenta de nuestra oposición fundada nombraron decana, así no haya llenado las expectativas, y se convocaron estas elecciones. Henao quería que este consejo eligiera su sucesor. Esa es su gran derrota. Dicen por ahí que el primer paso no nos lleva a donde queremos llegar, pero sí nos saca de donde estábamos. Mi reconocimiento a Ramiro Bejarano, Néstor Osuna y Hernando Parra por su firmeza, determinación, compromiso y amor por el Externado. Especial saludo a Saúl Sotomonte, que por atreverse a hacer oposición desde el consejo tuvo que soportar los malos tratos y la grosería con la que Henao impone su autoridad. Seguiremos en la tarea. ¡Adelante Externado!
Posdata: Bienvenida la candidatura rectoral de la Dra. Emilsen González de Cancino. Entre sus tantas enseñanzas recuerdo la de que la de las siete colinas era la ciudad por antonomasia. Ella es nuestra maestra por antonomasia. Sin mácula. Humanista, académica y ponderada. Tiene todos los méritos y todas las cualidades. Lástima que quienes ahora la candidatizan pensando en ellos más que en la Universidad, hayan guardado silencio cómplice cuando se le negó su derecho a ser la primera decana de derecho. En todo caso, importante saber qué piensa de la actual administración y de sus más encopetados funcionarios, entre otros temas. El voto castigo fue para ellos también por su mala gestión.
Bienvenidos los nuevos tiempos en los que ojalá recobremos la convivencia y el espíritu libre de una Universidad Externado que demostró que no se somete a la intolerancia.
Bienvenidos los nuevos tiempos en los que ojalá recobremos la convivencia y el espíritu libre de una Universidad Externado que demostró que no se somete a la intolerancia.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Es increíble que el rector Juan Carlos Henao ante el contundente resultado que arrojaron las accidentadas elecciones de profesores al consejo directivo, en vez de haber tenido una posición gallarda y reconciliadora, optó por las felicitaciones en privado a los ganadores y por hacer una ronda de medios para mitigar el “muendazo” que recibió su pésima administración.
Tal parece que Henao y su cohorte no entendieron el mensaje que la comunidad externadista consignó en las urnas, o si lo entendieron prefirieron ignorarlo, como han hecho con todo aquello que les represente voces contrarias a sus pareceres arbitrarios.
Lo que viene ahora es que el consejo directivo renovado tome inmediatamente el control de sus funciones y provoque una primera reunión si es que el rector Henao no lo hace. El derecho de estos miembros a reunirse, por fortuna, no depende de la voluntad omnímoda del rector ni menos de la secretaria general. Ese consejo, que sustituye al desgastado y desprestigiado que permaneció arrodillado 23 años, tiene voz propia y como demostrarlo.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Por los mensajes airados que los partidarios de las agresivas listas oficialistas difundieron en WhatsApp, en cuanto conocieron la derrota merecida que han sufrido, no queda duda de que si hubieran triunfado, no solo el Externado se habría disuelto, sino que los primeros pasos habrían sido en la dirección de una purga y de exclusión de aquellos profesores que se nos clasifica de indeseables por decir lo que pensamos y por no resignarnos a que impere el totalitarismo con el que quisieron aplastarnos. Tales voces altaneras y provocadoras desde la sombra tendrán que apagarse y serenarse, porque no es con infundios o calumnias ni con comunicados denigrantes como el cuerpo profesoral de la Universidad va encontrar de nuevo el rumbo que se extravió y dilapidó en las manos de Juan Carlos Henao, Marta Hinestrosa, Edgar Cortés y Adriana Zapata, entre otros, para solo hacer mención de los poderosos inquilinos del quinto piso.
La jornada electoral no fue del todo transparente, porque curiosamente algunos de los votantes “incómodos” tuvimos innumerables dificultades para poder ejercer el derecho a sufragar, no obstante que se había prometido, luego de un simulacro que no sirvió mucho, que dos gigantes empresas multinacionales manejarían este pequeño proceso electoral sin tropiezos. La verdad es que a TPS y Ernst & Joung les quedó grande la jornada, pues fueron muchas las incomodidades surgidas, que por supuesto se convirtieron en legítimas sospechas y manchas del proceso eleccionario.
De Henao ahora se sabe que hizo su recorrido en varios medios de comunicación para presentar de manera diferente la derrota sufrida y para advertir que nada le había pasado porque él de todas maneras dejará la rectoría en abril del próximo año. Equivocada estrategia. Desperdició la oportunidad de haber hablado cuando tenía que hacerlo, cuando era imperioso dirigirse a una comunidad que expresó una voluntad firme de que las cosas deben cambiar y que está a la expectativa de que se alivien los rencores y las rencillas. No se hizo oír Henao, ni tampoco al momento de escribir estas líneas lo ha hecho. Mal perdedor.
EL RADICAL no fue ganador ni perdedor en unas elecciones en las que ninguno de quienes participamos de este proyecto participó de las listas por decisión propia. Por supuesto no fuimos indiferentes a lo que ocurrió pues seguimos convencidos de que el papel de este esfuerzo periodístico, libre, contestario y firme tiene que seguir siendo el de estar vigilantes de los días que se avecinan para el Externado.
Estamos conscientes de que EL RADICAL puso la primera piedra que permitió construir este edificio remodelado de un Externado combatiente y listo para rescatar lo perdido y avanzar con paso enhiesto en el concierto nacional, como lo había hecho antes de esta tempestad.
Fue curioso sí, que quienes perdieron las elecciones en su desconcierto inicial empezaran a lanzar candidatos a la Rectoría y esta vez sí les resultó atractivo el nombre de la distinguida profesora de todos Emilssen González De Cancino, a quien sin embargo no les importó excluirla como Decana de la Facultad de Derecho para en vez de ella designar a Adriana Zapata, cercanísima amiga del rector, cuya gestión ha sido desastrosa, por decir lo menos. Si la doctora Emilssen hubiese sido designada Decana en su momento, muy seguramente las aguas alborotadas habrían retomado su cauce, pero pudo más el amiguismo y el dedo excluyente y/o benefactor de un rector embebido en sus propias equivocaciones e invencibles vanidades. Por supuesto que la doctora González De Cancino es una candidata inmejorable para todo, pero lo que sorprende es el oportunismo de quienes hoy la pretenden convertir en su tabla salvadora, seguramente esperanzados en que ella repetiría el experimento Henao.
El tema del futuro rector es importante, por supuesto, pero primero hay que convocar un proceso transparente, pluralista y que congregue a los externadistas en torno de la Institución y no en el culto a la personalidad de nadie. Eso es lo trascendente. Lo otro es el canto angustioso de quienes no se resignan a perder la mermelada.
La lección quedó aprendida. Nunca más un consejo directivo que se perpetúe tantos años en sus funciones. Esa experiencia resultó ingrata para la historia del Externado. Ahora acoplan nuevos tiempos en los que ojalá recobremos la convivencia y el espíritu libre de un Externado que demostró que no se somete a la intolerancia.
Los nuevos profesores del consejo directivo de la Universidad tienen una tarea titánica: poner en marcha el cambio y acabar con la desidia de una caduca administración.
Los nuevos profesores del consejo directivo de la Universidad tienen una tarea titánica: poner en marcha el cambio y acabar con la desidia de una caduca administración.
Por: Jorge Fernando Perdomo.
Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Jorge Fernando Perdomo, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Con el resultado de las elecciones al consejo directivo de la Universidad Externado de Colombia resurgió la esperanza en los cambios necesarios para una total institucionalización de la Universidad. Sus nuevos miembros, por lo menos la mayoría de ellos, llegan allí como independientes, motivados por el deseo de cambio, democracia y desarrollo; aterrizan de forma propicia para arreglar el caos existente, no solo porque poseen excelsas calidades personales y académicas (así los perdedores de las listas oficialistas hayan empezado a descalificarlos), sino también porque precisamente han recibido un mandato contudente de los electores que con el voto rechazaron la política del secretismo y de la falta de transparencia de la actual administración de Juan Carlos Henao.
Harán equipo con los representantes de los estudiantes en el consejo directivo, a quienes desde aquí deseo hacerles un especial reconocimiento por la seriedad y profundidad con las que han venido debatiendo los problemas de la Universidad, así como por la prudencia mantenida durante el debate electoral; lo que se avizora es un equipo ganador. Reciben también el inmenso legado de maestros como Saúl Sotomonte, miembro del consejo que siempre y hasta el día de hoy orientó con sabiduría y experiencia, habló claro cuando ello fue necesario (y lo fue las más de las veces), no se dejó coptar y recogió frutos de su cosecha aunque en los últimos años tuviera que arar en tierra infértil; a él mi admiración y gratitud.
Pero el nuevo partido debe comenzar ya, cuanto antes, pues las necesidades abundan, hay mucho por hacer y el tiempo pasa rápidamente. Seguramente los electos se encontrarán con las tradicionales dinámicas de funcionamiento de la Universidad que son las que han impedido los cambios transformadores y con el ya conocido letargo rectoral. Ello, no obstante, es motivo suficiente para impulsar con vehemencia las nuevas ideas, abrir la Universidad hacia la sociedad-mundo y propiciar la unidad y la cohesión de toda la comunidad externadista, algo que ha querido ser resquebrajado por unos pocos a través de la estrategia de crear bandos.
Las propuestas de cambio se han venido construyendo en los últimos meses entre todos, a partir de lo expuesto por los mismos candidatos y listas, de lo que muchos estudiantes, profesores y funcionarios de la Universidad debatieron en público y en privado, y de lo que incluso nosotros desde EL RADICAL condensamos en veinte propuestas en una edición anterior. De todo ello, de esas reflexiones, deberá salir la ruta democrática externadista para los próximos años.
Auguro éxito a los nuevos miembros del consejo Directivo; tienen una tarea histórica ante sí y ella esta vez no es el continuismo, ni el ascendente autoproclamado, ni el descendente ejecutado. Simplemente deseo llamarla “institucionalización”, para que la Universidad camine hacia el progreso y se consolide como lo que todos queremos, la mejor Universidad de Colombia.
Adenda: inaceptable los comentarios destemplados y groseros de algunos profesores del Departamento de Derecho Penal de la Universidad refiriéndose a los nuevos miembros del consejo directivo y a otros profesores críticos a la actual administración.
Con el resultado de las elecciones ganó el Externado. Los nuevos miembros del consejo directivo recibieron un mandato inequívoco dirigido a recuperar la confianza de los externadistas en el destino de nuestra Universidad.
Con el resultado de las elecciones ganó el Externado. Los nuevos miembros del consejo directivo recibieron un mandato inequívoco dirigido a recuperar la confianza de los externadistas en el destino de nuestra Universidad.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
La jornada del pasado 30 de septiembre quedará registrada en los anales de la historia de la Universidad. Ese día, luego de 22 años, los profesores pudimos pronunciarnos de manera abierta por la lista de nuestra preferencia, con la visión puesta en lo que consideramos de mayor conveniencia para nuestra Casa de Estudios.
La manifestación decidida hacia un cambio en la orientación administrativa de la institución fue evidente, y ello despertó entusiasmo y generó esperanza. Calmada la euforia, los nuevos directivos habrán de asumir tareas difíciles, en un entorno en el cual encontrarán no pocas rémoras y una y que otra resistencia. Sin embargo, ese será el momento para no desfallecer en el intento y recordar que recibieron un mandato inequívoco dirigido a recuperar la confianza de los externadistas en el destino de nuestra Universidad.
Las labores inmediatas del nuevo consejo son múltiples y urgentes, pero no por ello deberán abandonarse los criterios de ponderación y debida moderación que seguramente le permitirán guiar su actuar de manera acertada. Cada uno de los directivos tiene un compromiso con sus electores y con el programa que enarboló, pero prioritariamente todos están llamados a obrar con espíritu de cuerpo, con la mira en los intereses supremos de la institución.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Lo primero que les aparecerá por desarrollar será lo relativo a la autoregulación de este órgano directivo, y para atender este imperativo, ojalá se empiece por abandonar del todo la práctica según la cual el consejo directivo era convocado solamente dos veces al año, con la agenda mayoritariamente dedicada a refrendar actos ya consumados. Dentro de esta misma labor, el nuevo consejo deberá definir además cuáles serán los temas específicos que habrán de ser materia de su consideración y aprobación antes de su ejecución por parte de la administración.
También será necesario como tarea inmediata, el conocimiento detallado del estado de ingresos y egresos de la Universidad, específicamente en lo relacionado con el origen del déficit que registra su operación, de manera que resulte posible adoptar con prontitud los correctivos apropiados, sobretodo antes de aprobar el presupuesto financiero del año venidero, con lo cual además podrá darse inicio a la aplicación de sanos métodos de disciplina financiera, que tanta falta han hecho en los últimos tiempos.
Ahora, si bien lo anterior resulta importante en la bitácora del nuevo consejo, esperamos que su trabajo esté acompañado de un notorio cambio de estilo, donde la inclusión, el respeto, la tolerancia y la transparencia se conviertan en los ejes de su funcionamiento, de manera tal que ello se irradie tambien hacia los demás estamentos académicos y administrativos de la Universidad, pues sin duda estarán llamados a seguir aquello que la cúpula profese.
La tarea de preservar el legado del Externado no quedó atribuida exclusivamente a los nuevos directivos, sino que, por contrario, continúa siendo una misión de todos nosotros, tanto de profesores, como de estudiantes, funcionarios y egresados. Sin embargo, requerimos el liderazgo de este nuevo consejo, para que definitivamente la luz no se extinga.
El nuevo consejo directivo tiene la responsabilidad histórica de institucionalizar la Universidad Externado bajo los supuestos de la democracia, la ética y la transparencia, reto histórico equivalente a aquel que sus fundadores enfrentaron.
El nuevo consejo directivo tiene la responsabilidad histórica de institucionalizar la Universidad Externado bajo los supuestos de la democracia, la ética y la transparencia, reto histórico equivalente a aquel que sus fundadores enfrentaron.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Gracias a la insistencia de grupos de profesores y estudiantes, después de 25 años, contamos con un nuevo consejo directivo. Afortunadamente dentro de los elegidos llegaron personas íntegras, que piensan más en la institucionalidad que en compromisos personales.
El nuevo consejo tiene la fortuna y la responsabilidad de recuperar la Universidad, institucionalizándola bajo los supuestos de la ética, la democracia y la transparencia, reto histórico equivalente a aquel que sus fundadores enfrentaron. Todos debemos contribuir a que el nuevo consejo directivo logre la recuperación de la Universidad en términos administrativos, académicos y financieros.
Volvamos a la esencia: un ente sin ánimo de lucro, que por su propia naturaleza no tiene propietarios sino beneficiarios y estos son sus estudiantes. Lo que exige que el ejercicio de poder sea medido, responsable y protector de la democracia. Confío en que ahora, la transparencia en la gestión será ley fundamental y que la ética y el buen comportamiento serán ejemplo para la comunidad estudiantil, como un gran aporte al país, en la formación del nuevo ciudadano.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Le corresponde también al nuevo consejo dotar a la Universidad de un verdadero paradigma que responda a los requerimientos del nuevo entorno. Por ejemplo, ¿hacia dónde vamos y cuál será el rol del externadista ante la sociedad? ¿Queremos seguir entregando hombres mercancía o ciudadanos en condiciones de ser útiles en todo sentido?
Que nuestro escudo sea la formación de los estudiantes y que no sólo simbolice la cantidad de dinero con que se matriculen. Para ello, previamente se debe institucionalizar el Externado, a través de una gran reforma estatutaria, que se ha venido solicitando durante ocho años.
Este es el momento, llegó la oportunidad de renovarnos sin precipitarnos ni improvisar. Por eso estoy convencido que todos debemos participar en la construcción y que cualquier propuesta debe ser previamente conocida por la comunidad de estudiantes y profesores.
De hecho, me permito sugerir al nuevo consejo algunas recomendaciones para su consideración:
Establecer un manual de funciones que acabe con los vacíos de poder y segregación de funciones, de manera que prime la transparencia y trazabilidad de las acciones y decisiones.
Elaborar un Estatuto Profesoral que reglamente la carrera de los mismos, su ingreso, ascensos, estímulos, así como los requisitos y el período de los Decanos y el de los Directores de Departamento, etc. Así mismo, debe proteger la independencia de los profesores a pesar de su subordinación.
Establecer efectivos sistemas de control interno reforzados con oportunas auditorías externas, generando así confianza en el manejo de la institución. Esto supone que el Revisor Fiscal sea designado por el consejo de profesores, el que junto con el consejo de estudiantes deberán designar un veedor de la gestión.
Consagrar las causales de retiro del rector y de los miembros de consejo directivo.
La coyuntura histórica que atraviesa la Universidad Externado y con el resultado de las elecciones hace que algunos estén a la reconquista de los privilegios mediante actos sociales y otros quieran la recuperación institucional, anhelo que esperamos se cumpla con la gestión del nuevo consejo, al cual acompañaremos en su tarea orientada en este sentido.
Los directores de departamento también cuidan “la heredad”
Debe haber un cambio en la Universidad Externado de Colombia: los directivos, todos, deben ser elegidos en procesos democráticos y con periodo fijo.
Por: Jorge Fernando Perdomo.
Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Jorge Fernando Perdomo, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
“La Diosa Casualidad nos hizo guardianes de una heredad sagrada”. Con esta frase, al parecer de Ricardo Hinestrosa, otro Hinestrosa también directivo de la universidad quizás estaba contestando a una columna escrita en este periódico hace unas semanas donde poníamos en discusión el eterno vasallaje a su familia. Lo que tenía que decir al respecto, ya lo dije; en todo caso valdría la pena que los inquietos echen un vistazo a la definición que cualquier diccionario otorga a la palabra heredad, pues ahí se termina de entender lo que piensan “los nobles” de la universidad que orgullosos publicitan su genealogía; definitivamente posan como enviados de los dioses, detentan el derecho natural de dirigirnos.
Pero bueno, en esta edición deseo referirme a otros guardianes de la famosa heredad, a los directores eternos de los diferentes departamentos de las facultades, y la verdad me refiero más exactamente a los de la Facultad de Derecho, aunque debo decirlo claramente, no a todos.
Siempre me ha parecido llamativo que pocas personas y durante tanto tiempo estén al frente de la conducción en las diferentes áreas del derecho, pues si bien habrá razones importantes para la continuidad y muchos de los que allí están tienen importantes ejecutorias en su vida para mostrar, esencia de la democracia es el cambio y la renovación. Ya lo dijimos varios profesores en la misma edición pasada de EL RADICAL a la que me refería cuando hicimos veinte propuestas para renovar el Externado: “debe imperar la democracia y el mérito para elegir a los directivos y toda la comunidad académica debe poder postularse a cargos de dirección”.
Y la reflexión es necesaria porque el nepotismo al que estamos acostumbrados es inaceptable; el gran o la gran director(a) trabaja con un exclusivo séquito, generalmente cercano no solo en lo académico, decidiendo arbitrariamente sobre las políticas académicas (cuando las hay, porque en muchos departamentos se funciona al día a día) y otorgando los beneficios a los más cercanos o a los aúlicos, que pululan seducidos por el “gran poder”, ya ve uno los mismos con las mismas en los eventos académicos, sobre todo cuando son en el exterior. Pero hay otro resto de profesores, generalmente muy valiosos académicamente y más jóvenes que, no solo terminan obedeciendo sin poder opinar abiertamente, sino que hasta “luchan” para que el famoso contrato de renovación anual termine firmándose por allá en marzo (una clara forma de violencia y dominación).
Hace unos meses alguna profesora del Departamento de Derecho Penal me reclamaba por mis posiciones herejes, pero ella, más antigua que yo en la Universidad, todavía sigue rogando por su contratico, la entiendo. Y todo se hace en nombre de la “heredad”, pues como dijo un candidato a directivo, hay que cuidar “el patrimonio de respaldo”.
Y la propuesta que hago es clara: que los cargos de decano, directores de áreas y departamentos tengan también periodo fijo, por ejemplo 2 años, para que todos los profesores de las áreas puedan ser directivos alguna vez, aportar sus experiencias y su conocimiento al desarrollo de la Universidad. No hay nada más sano y conveniente para un centro de pensamiento que todas las ideas y reflexiones puedan tener un espacio de desarrollo y discusión. No a las reelecciones.
Ahora que al fin vienen las elecciones que nosotros propusimos, los invito a pensar en todas estas ideas de democracia universitaria antes de votar, aunque como todos sabemos, muchos de las candidatos inscritos en esas listas lo están para cuidar la heredad y el patrimonio de respaldo.
Las propuestas de algunas listas al consejo directivo del Externado fueron un simple cascarón de locuacidad artificial para ocultar su intención de que todo siga como está. En otras listas, por el contrario, brilló el Externado ese que enamora y compromete.
Las propuestas de algunas listas al consejo directivo del Externado fueron un simple cascarón de locuacidad artificial para ocultar su intención de que todo siga como está. En otras listas, por el contrario, brilló el Externado ese que enamora y compromete.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Concluye la campaña para la renovación del consejo directivo de la Universidad. Una campaña atípica porque se adelantó a distancia y en línea, sin posibilidad alguna de café o tertulia entre los aspirantes y sus eventuales electores, y también atípica por las prevenciones excesivas e innecesarias de los organizadores en los pocos debates que se abrieron, los cuales suscitaron más bostezos que acaloramiento y más resignación que esperanzas. En fin, es lo que ocurre cuando una comunidad académica se desentiende de la deliberación y el debate como ejercicio continuo del quehacer intelectual y prefiere hacerse complaciente con el statu quo.
Algunas listas intentaron ocultar mediante videos vistosos y afiches de diseño colorido su falta de ideas y propuestas atractivas para dirigir la Universidad. No estaría de más que esos cabezas de lista le dieran una lectura al clásico Traje Nuevo del Emperador del genial Christian Andersen. Es un cuento infantil corto. No requiere de gran esfuerzo. En cualquier caso, hay versiones animadas en Youtube, por si a su criterio leer ya hubiera caído en desuso. Otras acudieron a esa palabrería ampulosa e inconsistente tan a la moda, que no concibe un párrafo sin términos como “emprendimiento”, “innovación”, “competencias globales”, “universidad del futuro” (a propósito, colegas de la lista cuatro: el siglo veintiuno ya comenzó hace veinte años, no está por venir), y otros del mismo estilo, entre los que no podían faltar “flexibilidad” y “nueva realidad”, todos los cuales tienen en común dos cosas: no significan nada y son totalmente acríticos. Del mismo cuño son esos eslóganes que llaman a la unidad, pero cuyos miembros no soportan las críticas y que simplemente intentan invisibilizar los problemas de la Universidad con otra supuesta palabra mágica que evade el debate: evitar la polarización.
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Las listas se ufanaron de tener listo un proyecto de estatuto profesoral, pero se cuidaron de comprometerse con que el salario de los profesores no pierda progresivamente capacidad adquisitiva; se refirieron a las cuantiosas pertenencias de la Universidad en el grupo Bolívar (algunos lo llaman “patrimonio de respaldo”) pero fueron intencionalmente resbalosas para proponer algo concreto que se deba hacer con todo ese dinero; algunos nos dieron clase no pedida sobre inhabilidades e incompatibilidades sin ver la viga en el ojo y otros más prefirieron pontificar sobre sus planes a treinta años cuando se presentan a un cargo apenas bienal. Puras palabras hueras.
Así que los votantes, a muchos de los cuales conozco y no tienen un pelo de tontos, seguramente se habrán fijado más en el talante personal de los candidatos, en su trayectoria y en eso que los viejos llamaban “don de gentes”, así como en la composición heterogénea de las listas. Habrán notado también los contrastes entre la actitud dialogante y propositiva de unos frente a la arrogante y bloqueadora de otros, y evidentemente habrán percibido quiénes se expresan con espontaneidad y quienes tienen instrucción de no salirse de un libreto preconcebido. Probablemente eso va a decidir el voto de todos esos maestros inconformes de nuestro querido Externado, que han mantenido el lustre y el rigor sin estridencias, con evidentes temores ante la deriva de la Universidad, pero sin dejarse amilanar por esa circunstancia.
No puedo dejar de agradecerle a Richard Tovar, mi Profesor de sociología del derecho hace ya casi ocho lustros, pero a quien no le pasan los años, por su discurso, ese sí sustancioso, lúcido y vanguardista, con el que se comprometió en una de las reuniones en línea de los días pasados. Sus ideas sobre el rescate de la Universidad laica, progresista, comprometida con sus estudiantes y con la sociedad y su irreverencia frente a las autoridades eran lo que yo necesitaba escuchar sobre mi Universidad, mi facultad y mi trabajo. No creo haber sido el único que lo apreció. Ojalá le alcancen los votos para ser nuestra voz en el consejo directivo. En todo caso, gracias Prof. Richard por esa nueva lección y por haberme hecho sentir de nuevo en casa.
El simulacro de votación del 24 de septiembre evidenció que no hay garantías de que el voto será secreto. Las elecciones deberían aplazarse y hacerse de forma presencial. Llegó la hora de fundar el sindicato de profesores.
El simulacro de votación del 24 de septiembre evidenció que no hay garantías de que el voto será secreto. Las elecciones deberían aplazarse y hacerse de forma presencial. Llegó la hora de fundar el sindicato de profesores.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Llegamos al final de las anheladas votaciones para elegir representantes de profesores al consejo directivo del Externado, y la verdad no puede decirse que hay tranquilidad en lo que ha de pasar, por muchísimos factores.
Empiezo por el más reciente suceso preocupante del que he sido testigo, que definitivamente amenaza la pureza de estas jornadas eleccionarias. En efecto, participé del simulacro de votación realizado el pasado 24 de septiembre comprobando, no solo su complejidad, sino además que no hay garantías de que el voto será secreto. Recorrí los pasos de ese simulacro y quedé sorprendido y alarmado de que al terminar el sistema mostró en la pantalla una imagen que informaba que el proceso de votación había terminado satisfactoriamente, pero, atérrense, igualmente mostraba el sentido del sufragio.
Si este simulacro nos mostró el sentido del voto de cada quien, eso constituye una amenaza subliminal de que quienes voten no tienen garantizado que su voto será secreto. Esta es una forma de intimidar y de desincentivar a quienes quisieran sufragar por una lista no oficialista – que sí las hay – y escojan aquellas que se sabe han sido concertadas o aprobadas por la rectoría, la secretaria general o la decanatura de derecho.
Las elecciones bajo esa preocupación no deberían realizarse, sino que deberían aplazarse y ejecutarse próximamente en forma presencial, no virtual. No constituye garantía la virtualidad de unas elecciones manejadas por empresas escogidas a dedo por las directivas de la universidad, que al realizar un simulacro han dejado en evidencia que el voto de cada quien puede ser conocido. ¿Por qué si la propia institución está intentando restablecer la presencialidad en las aulas insiste en unas elecciones virtuales, que en el simulacro mostraron su fragilidad? ¿Por qué si la universidad tardó casi un cuarto de siglo para convocar a estas elecciones, no podía postergarlas unos días o un mes, para que se realicen presencialmente y sin los vericuetos de una virtualidad que dificulta sufragar y que no permite afirmar que esta contienda electoral será transparente?
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Pedro dejando de lado la amenaza de fraude, lo cierto es que el debate electoral no fue un proceso franco, amplio, con oportunidades para identificar cada programa y, sobre todo, sin espacios para que la comunidad externadista pudiera preguntar libremente y los candidatos responder. Por ejemplo, nos quedamos sin conocer la respuesta de Luis Fernando López Roca, candidato de las directivas, a lo manifestado en la sección EL RADICAL PREGUNTA, sobre sus impedimentos, al menos éticos, para aspirar al consejo directivo siendo miembro suplente de la Junta Directiva del Grupo Aval, competidor del Grupo Bolívar.
Lástima que no hubiere existido un espacio para referir esta anécdota que muchos externadistas deben ignorar y otros la han olvidado: en efecto, hace unos años hubo una puja muy publicitada entre el Grupo Aval y el Grupo Bolívar por tomar el control y propiedad del Banco de Bogotá, la cual fue divulgada en medios de comunicación por tratarse de una operación de gran calado.
En aquella época el profesor Daniel Manrique Guzmán, un externadista de todas las horas y gran catedrático, profesionalmente se desempeñó como asesor de Luis Carlos Sarmiento, mientras que el Rector, doctor Fernando Hinestrosa, estuvo del lado de José Alejo Cortés, cabeza del Grupo Bolivar. La ardua disputa fue resuelta en favor del Grupo Aval, que desde entonces es el dueño del Banco de Bogotá.
Pues bien, hace un par de años murió el doctor Daniel Manrique Guzmán, y extrañado le indagué al Rector Henao por la postura tan fría de la Universidad ante la partida del inolvidable profesor de Comercial y Sucesiones, a lo cual respondió que él había osado enfrentarse al Rector en la disputa por el Banco de Bogotá. No estuve de acuerdo con esa censura, pero era evidente que son estos los tiempos de la revancha. Pero ahora nadie se ha preguntado, menos el candidato interesado, cuál sería su postura en el consejo directivo si mañana se suscitase otro enfrentamiento de algún grupo económico contra el Conglomerado Bolívar. La campaña debió haber propiciado ese espacio y el candidato López Roca debió haber tenido la gallardía de pronunciarse, pero no, fue mejor el silencio.
Tampoco hubo oportunidad de que se aclararan los términos del derecho de petición del exalumno Juan Simón Vásquez, formulado en 2018, quien manifestó que un abogado penalista profesor de la Universidad había sugerido contratar una empresa de inteligencia, obviamente para recaudar información no de sus obsecuentes amigos sino de quienes discrepan.
Tampoco hubo oportunidad de que el agresivo candidato de los penalistas a consejo directivo, Gerardo Barbosa, dijera si tenía o no conocimiento de este suceso, pues siempre adoptó una estrategia de litigante de baranda de no intervenir al menos en las asambleas convocadas por la Comisión de Impulso, salvo al final, en el último minuto, cuando pedía la palabra para soltar sus puyas que no pudieran ser respondidas. Lo cierto es que la secretaria general que respondió la petición del exalumno Vásquez, le expresó que cuando se hiciera una auditoria ello sería informado, y al sol de hoy no ha habido ni auditoría ni respuesta sobre este delicado asunto.
En lo personal no creo que las listas en las que estén figurando candidatos que propusieron o suscribieron el malhadado comunicado contra quienes representamos una opción disidente, puedan traer concordia, reconciliación ni un buen futuro para el Externado. Por el contrario, lo que se ve venir si triunfasen esas listas donde se han camuflado varios de estos inspiradores y firmantes del comunicado de la infamia, lo que el Externado vivirá será una purga y una persecución indiscriminada contra todo aquel que no se arrodille. Si fueron capaces como simples espectadores de inventarse ese comunicado alevoso, ya con poder en el consejo directivo ejercerán su fuerza para aniquilar, como lo intentaron con ese panfleto insidioso y desleal.
Personalmente creo que la gran crisis de este Externado no se resolverá con el advenimiento de un nuevo consejo Directivo, ni siquiera si no hubiese fraude en estas lecciones. El problema estructural del Externado es muy grave y empieza por remover los cimientos de una secretaría general caduca y abusiva que ejerce un poder omnímodo y dictatorial en favor de su cauda. Podemos elegir el mejor consejo directivo, pero mientras la secretaria general siga en poder de quien hoy la ejerce, no habrá paz, ni orden, ni transparencia, ni progresos de ningún orden en el Externado.
Están dadas las condiciones necesarias para que se concrete la idea que se viene comentando soterradamente de fundar un sindicato de profesores, que permita asegurar la estabilidad que se ve amenazada ahora y muy pronto si llegan al consejo directivo quienes antes por la vía de ese comunicado insolente y atrevido, pretendieron aplastar las voces independientes y exponerlas a la picota. Desde esta tribuna proponemos a la comunidad externadista esta opción libertaria de la creación de un sindicato.
En fin, ha sido un proceso electoral tan accidentado que hasta hemos visto este extraño y arrogante documento de talante monárquico y de dinastía decadente, invocando las tradiciones del Externado que el doctor Roberto Hinestrosa promovió en redes en los últimos días[1]. Personalmente no entendí ni el sentido ni menos la oportunidad de esa recordación justamente en la antesala de las elecciones nada claras que se avecinan.
No se le pueden pedir peras al olmo, dice el refranero popular. No hay garantías en las elecciones del 30 de septiembre. Sin embargo, en temas electorales, nada está escrito. Ojalá las listas independientes den el palo.
No se le pueden pedir peras al olmo, dice el refranero popular. No hay garantías en las elecciones del 30 de septiembre. Sin embargo, en temas electorales, nada está escrito. Ojalá las listas independientes den el palo.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Veinticinco años después de lo previsto se va a renovar el consejo directivo. La comunidad externadista esperó con excesiva paciencia. Tuvieron que pasar muchas cosas y más de un año de reclamos fundados desde las tribunas de EL RADICAL para que Henao, con el permiso de los “guardianes de la heredad”, se atreviera a convocar las elecciones.
El esfuerzo de tantos por lograr espacios de democracia y debate debería ser motivo de regocijo. Lamentablemente, Henao que, como dicen en España los contradictores del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), solo acierta cuando rectifica, no logró hacer un proceso que convenza.
La victoria casi segura de las listas oficiales la van a lograr a punta de marullas, maniobras e intrigas. Son los rezagos de una dictadura blanda de casi cuarenta y cinco años que ha lesionado para siempre al Externado. Solo los Castro, en Cuba, han estado el mismo tiempo en el poder.
Juan Pablo Estrada, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
En efecto, ¿qué necesidad había de que la responsable del proceso electoral fuera la Doctora Martha Hinestrosa, poderosa Secretaria General, que no dicta clase y no ha hecho un memorial en su vida, cuando tiene tantos intereses en juego? ¿Qué necesidad había de inventarse reglamentos y criterios a punta de gimnasia interpretativa de los estatutos? ¿Qué necesidad había de insistir en votaciones virtuales cuando Bogotá funciona con normalidad? ¿Qué necesidad había de andar llamando a directores de departamento para que “conversen” con sus incondicionales? y ¿Qué necesidad había de pasar por encima del consejo y contratar a las volandas a los que “harán” las elecciones? Todo eso sobraba.
Pero, sobre todo sobraba el sugestivo simulacro en el que al final se concretó el mensaje para muchos “sabremos por quién votó”. Nadie votará tranquilo. Si siguen sin desmentir el interés por contratar detectives, ¿quién garantiza que el contratista de bolsillo no les pase el reporte? Ganarán, pero no van a convencer.
Muchos inconformes votarán por miedo, pensando con el estómago, porque temen que los desconecten de la sonda que los une a la tesorería del Externado, becarios, docentes de medio o tiempo completo, que tienen garantizado arrancar el mes con un saldo en la cuenta que en la calle cuesta levantar. Esos no se van arriesgar a que el software deje rastro.
No podré votar. El censo no se actualizó. He sido profesor en pregrado, posgrado y maestría desde el 2002. Este semestre regento una intensificación en quinto año y no he dejado de dictar mis clases en posgrado. Así lo acreditan las notas que he reportado, los preparatorios que he hecho, las publicaciones en las que me han invitado a participar en estos diez y ocho años. Soy orgullosamente externadista para todo, menos para elegir a mis pares en el consejo: dejo constancia de ese abuso para los fines que sea, pero sobre todo para la historia.
No se le pueden pedir peras al olmo, dice el refranero popular. Son unas elecciones con el sello de Henao y Martha, que juegan con los dados cargados. En todo caso, en temas electorales, decía mi abuelo “hasta que no se frita la última empanada no se sabe qué manteca queda”. Ojalá las listas independientes dieran el palo. Soñar no cuesta nada.
Profesores: nuestros estudiantes, egresados y la comunidad externadista en general, tienen puesta su mirada optimista en quienes vamos a participar en este proceso democrático. Tenemos ahora un compromiso in solidum con todos ellos.
Profesores: nuestros estudiantes, egresados y la comunidad externadista en general, tienen puesta su mirada optimista en quienes vamos a participar en este proceso democrático. Tenemos ahora un compromiso in solidum con todos ellos.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Los profesores del Externado estamos convocados para cumplir una gran cita con la democracia el próximo 30 de septiembre. Luego de 22 años tendremos la oportunidad de elegir el cuerpo directivo que trazará los designios de nuestra querida Casa de Estudios para los próximos años.
Ese día, cada docente podrá manifestarse con su valioso voto, bien por la continuidad de un anquilosado estilo administrativo, o bien por una promoción de cambio hacia un Externado unido, dinámico, renovado y tolerante, dispuesto a asumir los desafíos que nos impone el futuro con la voz de todos. Este es el momento de despertar nuevamente entre nosotros la mística que un día nos animó, y de avivar el orgullo de sentirnos externadistas.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
El voto para los docentes significa el reconocimiento de un derecho, y de allí la consecuente obligación de practicarlo conscientes de su capacidad determinante en la suerte de nuestra institución. Debemos ejercerlo libremente, bajo la convicción de que es secreto y que por ende nadie podrá censurarnos por su sentido. Ese voto además nos protege, al permitir la expresión más genuina y directa de nuestro querer interior, pero también nos legitima para esperar con fundamento y para exigir de los elegidos cuando quiera que esa esperanza intente desvanecerse.
Hemos de tener presente para este ejercicio electoral, que el consejo directivo, según la interpretación sistemática de los estatutos vigentes, está llamado a ser el órgano encargado no solo de disponer las políticas estructurales de la Universidad, sino también de adoptar las decisiones trascendentales de la misma, y de expedir los reglamentos esenciales para su funcionamiento. Así pues, su rol no es meramente consultivo, y por esta razón ha de resaltarse la importancia de comprender que nuestro voto no es para elegir simples consejeros, sino verdaderos responsables de administración universitaria, asimilados en un todo a la figura que cumplen los miembros de una Junta Directiva en otras personas jurídicas, con la asunción de los deberes y responsabilidades atinentes a tal dignidad.
Profesores: nuestros estudiantes, funcionarios administrativos, egresados y la comunidad externadista en general, tienen puesta su mirada optimista en quienes vamos a participar en este proceso democrático. Tenemos ahora un compromiso in solidum con todos ellos, y en consecuencia debemos honrarlo.
La lucha por simples intereses individuales avergüenza, en cambio sí es por intereses colectivos enaltece.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Nuestra universidad atraviesa una coyuntura muy delicada de cuyo manejo depende en gran medida que la institución vuelva a hacer visible su tradición, valía e importancia para el país. Esta gran tarea quedará en manos del nuevo consejo directivo que resulte elegido en la próxima contienda electoral.
Hablamos de “La Fractura”, porque así no se quiera reconocer, hay quienes piensan más en sus intereses y el de sus protectores, y otros que a toda prueba defendemos a la institución por encima de los intereses particulares. Ni Nicolás Pinzón W. fundador, como tampoco su recuperador después del cierre, Diego Mendoza Perez, pensaron en que ésta pudiera convertirse por sus privilegios en un bien materia de una herencia. Quizá el Maestro Ricardo Hinestroza tampoco pensó así, pero con su valía y reconocimiento lo sucedió en la rectoría su hijo Fernando Hinestroza, quien acompañado de importantes profesores logró con su gestión crecer no solamente su prestigio personal sino en gran medida el de la institución. Desafortunadamente no la dejó institucionalizada y con su desaparición se sintió un vació de poder en el que surgieron los diversos pretendientes del mismo.
El Doctor Henao lo sucedió en el cargo, pero no llegó con un proyecto de universidad, tanto que no presentó iniciativa alguna en ese sentido y tampoco le dio paso a cualquiera de las nuestras. No obstante, al final del período una nueva mayoría en el consejo directivo logró derogar la ley del silencio, dando lugar a que la administración entregará información completa de las cuentas y copia física de las actas del consejo directivo, las que deben ser gravadas, y así mismo se aprobó un proyecto de estatuto de control de la gestión interna.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Dada la liquidez que se tenía, se contrató la construcción del nuevo bloque, se actualizaron los sistemas y otras varias cosas necesarias, pero nunca se trabajó sobre cuál debería ser el paradigma institucional. Además de su figuración personal, el actual rector se ocupó de la paulatina entrega del poder administrativo, académico y patrimonial como si se tratara de un legado.
En el grupo de aspirantes al nuevo consejo directivo, a quienes les deseamos éxitos, se encuentra gente valiosa, de quienes esperamos que en el caso de ser elegidos se dediquen a la defensa de los intereses institucionales.
En el fondo del debate se enfrentan dos bloques de la fractura. Varios de sus integrantes por indiferencia o necesidad ignoran que lo que están defendiendo no es lo legítimo. Desafortunadamente el nuevo consejo directivo nace con problemas que lo debilitan y que esperamos sean superados. De una parte, la claridad en su elección y de otra, el esquema de trabajo que recibe. En lo primero, la Comisión Electoral, para que la elección sea transparente y realmente democrática, exige a los decanos y demás directivos que no intervengan ayudando o vetando nombres, pero sí permite que sean candidatos. Esta es toda una contradicción y un manifiesto acto de ingenuidad. ¿Qué se espera, que digan que no voten por mi y así animen a los electores a votar por los demás? El sólo hecho de ser decanos o directivos les da un poder subliminal sobre los profesores que dependen de sus unidades. ¿Cuáles son las consecuencias de violar la prohibición?
El otro problema radica en el hecho que heredan el sistema actual en donde decanos y directores tienen un nivel de dependencia mayor respecto del rector que un simple profesor. Ganan más, tienen mayor figuración y poder sobre los profesores, circunstancia que les hace perder independencia. Como también son ordenadores del gasto, en el consejo directivo participan en la aprobación de las cuentas, no obstante ser las propias, generándose así un conflicto de intereses que ponen en duda la claridad en su aprobación, especialmente cuando las mayorías se integran con su voto. Práctica que combatí sin éxito alguno. Por tener las dos calidades puedo hablar del tema con alguna autoridad.
Finalmente, con la debida consideración, le pido al nuevo consejo directivo que, buscando la unidad con fundamento en los verdaderos valores como la ética, la transparencia y la democracia trabaje por la recuperación institucional, en cuyo caso y bajo esas líneas estaremos prestos a colaborar en lo que nos corresponda. Superemos la práctica nacional de vivir en la contradicción para poder existir y en su lugar busquemos solucionar de manera legítima y racional la fractura.
La primera semana de campaña electoral en la Universidad Externado de Colombia comienza a mostrar el perfil de las listas y de los candidatos al consejo directivo.
La primera semana de campaña electoral en la Universidad Externado de Colombia comienza a mostrar el perfil de las listas y de los candidatos al consejo directivo.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Durante la semana que corre he participado en tres reuniones, todas por Zoom, con los muchos candidatos y las pocas candidatas de varias listas a la representación profesoral en el consejo directivo de la Universidad. La primera fue un debate general organizado por la comisión electoral, en el que a decir verdad no hubo debate, principalmente porque todas las personas que intervinieron estaban demasiado prevenidas y libreteadas, aunque también por la rigidez excesiva de las normas sobre sorteo de turnos y uso de la palabra, que terminaron asfixiando cualquier posibilidad de deliberación de mejor calidad.
Las otras dos han sido reuniones abiertas a la comunidad universitaria, convocadas por las listas “uno” y “tres”, respectivamente, y resultaron más espontáneas, dialógicas y útiles. No podrían llamarse “debates” en el sentido de que sólo comparecían los candidatos de la lista convocante, pero sí lo fueron en cuanto hubo intercambio amplio de criterios y posturas sobre la Universidad y discernimiento sobre estrategias para superar la encrucijada actual del Externado. A diferencia del debate general, en estas dos reuniones el ambiente fue de colegaje dentro de un espíritu crítico que personalmente aprecié como constructivo y hasta fraternal.
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Algunos detalles del debate general resultan significativos. Por ejemplo, es evidente que en la lista de “sólo derecho”, habían convenido que fuera el veterano Prof. Augusto Hernández quien atendiera las principales intervenciones, a pesar de que a él lo ubicaron en el sexto y último renglón de la lista, es decir, sin ninguna posibilidad de salir elegido. El Prof. López Roca, que la encabeza, apenas nos permitió escucharle un par de palabras para algún asunto insular o para pedirle a Hernández que respondiera. Tanto en esa lista como en la encabezada por el decano Beltrán, se apreciaba una extrema cautela para presentar del modo más dulce posible los evidentes desatinos del actual gobierno de la Universidad, que ya ellos no logran ocultar. Todas las listas manifestaron que es imperioso un estatuto profesoral contemporáneo y todas cumplieron con el ritual de manifestarse a favor de la investigación. Prácticamente eso fue todo.
La reunión convocada por la lista tres, encabezada por el Prof. Duarte, fue una ocasión muy interesante para intercambiar criterios sobre la investigación en el Externado, más allá de las obviedades del anterior debate, con análisis de información relevante y en un ambiente constructivo. También se hizo evidente la preocupación frente a la deserción estudiantil, las inequidades de la política laboral de la Universidad y la tremenda fortaleza académica y humana que la Universidad tiene en su cuerpo docente. La reunión fue saboteada por hackers y tuvo que interrumpirse abruptamente. Se reanudó una media hora después mediante un nuevo enlace de zoom cuyos datos apenas nos alcanzaron a comunicar a algunos y, por tanto, ya obviamente con el quórum disminuido. Hice varias preguntas y recibí respuestas interesantes, aunque me parece que quedó pendiente algo más explícito sobre lo que tienen pensado del perfil del nuevo rector o rectora. Aprecié que entre los asistentes a la reunión hay un notable fervor y compromiso con la facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. La presencia en la reunión de varios profesores de amplia trayectoria y relieve público le agregó seriedad al evento, a pesar del sabotaje que no me pareció nada casual.
Por último, la reunión convocada por la lista uno, encabezada por el Prof. Tremolada, me sorprendió porque allí sí que surgió el clamor de esa “enorme minoría” de profesores que se siente mal tratada por la administración universitaria con sus contratos temporales y precarios, con la tacañería con la que se atiende cualquier iniciativa docente, con el trato desigual entre facultades, en fin, con la necesidad de un cambio significativo en el régimen profesoral y con una modernización genuina del Externado. Se habló también de investigación y quedaron entre el tintero varias iniciativas al respecto. Personalmente tenía algunas preguntas para hacerle a los candidatos, pero ante el caudal de propuestas e inquietudes que surgían tanto en el diálogo de viva voz como en el “chat del zoom”, preferí tomar notas, pues supongo que habrá más oportunidades para compartir ideas. Creo que en todas esas reflexiones que, por supuesto surgían de modo un tanto desordenado, se asoma un futuro promisorio para la Universidad. Me quedó la impresión de que los candidatos respondieron con solidez argumentativa a las cuestiones que les plantearon. Podría decirse que en esta reunión había más tropas que generalato, y eso le dio a la misma un talante reivindicativo que hace mucho echaba de menos en mi querido Externado. Seguiremos opinando.