EL RADICAL publica la carta enviada por una graduada y ex trabajadora de la universidad, que relata hechos de acoso laboral en el área de Compras y Proveeduría de la Dirección Administrativa.
Los representantes de los estudiantes en el consejo directivo de la Universidad sostuvieron un diálogo muy interesante con este periódico, sobre lo que viene para el Externado.
Por primera vez en la historia de la institución, sus maestros decidieron darle vida al cuerpo profesoral que, a pesar de estar consagrado en el artículo 14 de los estatutos de la Universidad, nunca se había integrado. Eso significa que las próximas elecciones de profesores al Consejo Directivo de la Universidad van a tener que advertir la reglamentación adoptada por los mismos docentes.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Después de extenuantes asambleas, los profesores de las distintas facultades del Externado aprobaron el Reglamento de ese organismo. No se trató de una decisión menor, sino de muy alto contenido para la vigencia de la Universidad.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
El cuerpo de docentes, más que instancia burocrática, es punto de encuentro de discusiones y decisiones profesorales, que tiene por encargo, entre otros aspectos, elegir a sus voceros en el Consejo Directivo de la Universidad, el cual debe renovarse cuanto antes, para restaurar el actual donde están sentados los mismos miembros hace 23 años. Si bien son respetables las voces de quienes todavía ponderan al Consejo Directivo de hoy, éste ya no representa la población profesoral del Externado, y, en cambio, es indiscutible protagonista de las dificultades que se han suscitado en el presente año lectivo.
Que después de tantos años los docentes del Externado hayan decidido voluntariamente realizar estas reuniones para adoptar su propio Reglamento, confirma que la llama de la democratización se prendió para no apagarse. Por primera vez en la historia de la institución, sus maestros decidieron darle vida al cuerpo profesoral que, a pesar de estar consagrado en el artículo 14 de los estatutos de la Universidad, nunca antes se había integrado.
Las asambleas profesorales no siempre fueron tranquilas, porque los docentes parecieron ubicarse en dos bandos. Uno, amigo de impulsar el reglamento profesoral de manera libre y autónoma; y el otro, notoriamente reacio a que este cuerpo se constituyera. No en vano las primeras deliberaciones estuvieron acosadas por la insistente propuesta de algunos docentes de verificar el quórum, consabida estrategia parlamentaria a la que sin embargo no sucumbieron estas asambleas, que finalmente pudieron decidir.
Aunque en los varios encuentros de los profesores no hubo espacio ni oportunidad para debatir aspectos tan neurálgicos como la necesidad de democratizar la Universidad y de exigir cuentas a la actual administración -no obstante que uno que otro docente sí lo intentara-, este primer esfuerzo ha mostrado que el rumbo del Externado del futuro no se detendrá. Aunque las directivas no han expresado su frontal oposición a la tarea profesoral de reglamentar este organismo, tampoco la han apoyado categóricamente.
Las señales recibidas durante todo el proceso que significó la convocatoria y realización de las asambleas de profesores, dejaron en evidencia que existe cierta resistencia de algunos docentes a la adopción de un reglamento. Era natural que algunos consideraran legítimo dejar las cosas como están o no meter a la Universidad en ese “embeleco de la democratización”, como lo pretenden algunos docentes, definitivamente contrarios a los vientos pluralistas y renovadores que, por fortuna, empezaron a soplar en el campus del Externado.
Hoy ya el Cuerpo de Profesores es un organismo vigente que cuenta con un Reglamento que fue aprobado en esas deliberaciones. Eso significa que las próximas elecciones de profesores al Consejo Directivo de la Universidad, van a tener que advertir la reglamentación adoptada por los mismos docentes, por primera vez en la historia de la Casa de Estudios.
Por esa razón, desde estas páginas abogamos porque el Consejo Directivo termine con urgencia de diligenciar el reglamento que le fuera remitido para que “sea dictado”, que no para su aprobación, pues lo único que no puede sucederle al Externado es que su proceso de democratización iniciado con paso firme con la conformación del cuerpo profesoral se trunque por cuenta de un rigorismo burocrático.
Nace cuando se movieron los cimientos de la centenaria casa universitaria con ocasión de unos derechos de petición a la Rectoría y la reelección de Juan Carlos Henao, logrando así una convocatoria de profesores en la que se buscaba censurar sus opines de los medios de comunicación.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Este será un año inolvidable en el Externado por todo lo sucedido a partir de marzo, cuando se movieron los cimientos de la centenaria casa universitaria con ocasión de unos derechos de petición a la Rectoría, presentados por el ex profesor Eduardo Montealegre y por el docente Néstor Osuna. A partir de ese “florero de Llorente”, empezó un período de crisis ante la necesidad de democratizar la Universidad y pedir cuentas a la administración, entre otros aspectos cardinales.
El Consejo Directivo, movido por la necesidad de enfrentar una tutela, intempestivamente decidió reelegir al Rector Juan Carlos Henao, sin que esa decisión haya permitido que las aguas regresen a su cauce natural.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En el afán de honrar un proceso de democratización, se convocó el estamento profesoral para expedir el Estatuto de los Profesores, por primera vez en 135 años de existencia de esta alma mater, antaño considerada el templo del liberalismo radical.
Convocar los profesores ha traído desde cosas buenas hasta nerviosismo, y por cuenta de esos extremos, en una primera asamblea de abril se formularon confusas propuestas para mantener esta crisis a salvo de los medios de comunicación, intento fallido porque las propias directivas patrocinaron los publirreportajes transmitidos en una emisora en la que entrevistaron a quienes supuestamente pretendían defender al rector Henao de la conspiración montada por Montealegre – la cual solo tuvo lugar en la obsecuente imaginación de algunos interesados en confundir para descalificar –. El resultado está por verse, pero ya quedó memoria de esta propuesta inesperada e impensable lanzada el pasado 1 de octubre que con matices nada democráticos se aprobó:
“Conscientes de la importancia de los debates y consensos a los que hemos llegado, consideramos relevante insistir y resaltar lo acordado en el mes de abril de este año, en el sentido de mantener las discusiones alejadas de los medios de comunicación, con respeto por el nombre de la Universidad y de las formas, elementos que nos permitirán fluir (sic) en el disenso. También insistimos en no replicar mensajes o realizar afirmaciones en medios de comunicación o redes sociales con contenido que puede ser constitutivo de afirmaciones deshonrosas o falsas, que afecten el buen nombre de la Universidad o cualquiera de sus miembros”.
Escasas voces de algunos profesores rechazaron esa propuesta, por su talante censurador a los medios y a todo aquel que se considere asistido de razones para expresar sus opiniones sobre esta crisis en las redes sociales.
Era evidente que en los salones libertarios del Externado, surgidos de las cenizas de “La Humareda” en respuesta al Estado confesional y represor, el mismo que mantuvo una actitud enhiesta en la hegemonía conservadora y en la dictadura de Rojas Pinilla, por primera vez, en vez del diálogo y la tolerancia, se abrían camino las imposturas intolerantes y represivas. ¿A quiénes pretendían callar y a qué le temen que se comente públicamente? La propuesta maquillada quedó así:
“Conscientes de la importancia de los debates y consensos a los que hemos llegado, consideramos relevante insistir y resaltar lo acordado en el mes de abril de este año, en el sentido de mantener las discusiones al interior de la Universidad y de las formas, elementos que nos permitirán fluir (sic) en el disenso. La Asamblea rechaza las afirmaciones falsas realizadas en medios de comunicación y redes sociales”.
Democratizar cuesta y mucho, pero nunca puede significar el sacrificio y el olvido de los principios fundantes de una institución libre y pluralista.